Christopher Domínguez Michael / América invertebrada

AutorChristopher Domínguez Michael

Pertenece Fernando Iwasaki (Lima, 1961) a una familia de ensayistas distinguidos por la velocidad de su pensamiento, por su capacidad para trazar panoramas completos en pocas páginas y por la simpatía con que escriben juicios lapidarios en líneas brevísimas que a veces perduran como epitafios. Peruano en Sevilla, Iwasaki -también historiador y cuentista- no le guarda al Perú ninguna lealtad patriotera y su visión de la España contemporánea -en la que ha vivido durante los últimos 20 años- es severa e ingeniosa. La combinación da como resultado a un liberal en varios sentidos de la palabra y a un escritor generoso. A El descubrimiento de España (1996), un libro que continúa esa tradición de ensayismo filosófico y literario que según José Gaos era la esencia del pensamiento hispanoamericano, Iwasaki agrega una secuela o contraparte, rePublicanos. Cuando dejamos de ser realistas (Algaba, Madrid, 2008).

Es propio del género, el mestizaje y cierta predisposición al desorden, desorden no siempre virtuoso en Iwasaki: más que un libro unitario, rePublicanos, es una colección de ensayos hilvanados por la reflexión de qué es ser latinoamericano en las vísperas del bicentenario de 1810 y cómo esa condición se manifiesta, sobre todo, entre los escritores de nuestra orilla del Atlántico, quienes hemos admirado, padecido, ignorado, compadecido y envidiado a España mediante una sucesión de "heridas que se alternan", como habría dicho el poeta galaico-mexicano Francisco Cervantes. En fin, que rePublicanos no sólo es un libro histórico y político: las deliciosas notas a pie de página, a menudo más interesantes que el cuerpo del texto, dicen mucho sobre los equívocos que padecen dos literaturas "separadas por un mismo idioma" como dice Iwasaki parafraseando a Oscar Wilde.

La parte más predecible (y no por ello menos atinada) de rePublicanos se refiere a nuestro caudillismo y a su árbol genealógico (que aparece tal cual en un libro ilustrado con esmero y simpatía). En el origen están, nos recuerda Iwasaki, los incas y los tlatoanis, por un lado, y por el otro, Napoleón. Y con éste, en calidad de demonio menor (o de pobre diablo), Fernando VII. Para llegar a los tiranos sobrevivientes y perseverantes, hasta Castro y Chávez, Iwasaki opone a Bolívar con San Martín, reconstruyendo una encrucijada muy sudamericana que en este caso, resumida como partido de futbol, la habría ganado el caraqueño al de Corrientes: la presidencia vitalicia contra la monarquía...

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