China: Derechos Civiles Contra Desarrollo Social

AutorJuan Carlos Páez Vieyra
Páginas1-14
Introducción

China es un país con mil 400 millones de habitantes, reunidos en un amplio territorio que cruza toda Asia, y que colinda con estados de vital importancia geopolítica; Rusia, Japón, Mongolia, India y las ex repúblicas soviéticas musulmanas; todo ello le da una complejidad importante a su situación política. Además cuenta con diferentes grupos étnicos dentro de su territorio, por ejemplo la población musulmana de Xinjian1, o los pobladores del Tíbet; cuenta con amplias regiones campesinas, con costumbres milenarias y zonas urbanas que representan la modernidad más radical, como Hong Kong, Shangai, o Beijing. China además es el Estado más poblado del mundo. Ahora bien, China tiene un sistema político sui generis: es un Estado centralizado en el Partido Comunista Chino, que sigue hasta la fecha gobernando monolíticamente por un partido único, que no permite nuevos partidos políticos, y en el que no existe un proceso de democratización interna del Partido Comunista.

Sin embargo, por otro lado China tiene una de las economías más boyantes y de más rápido crecimiento en el mundo; ya rebasó a los Tigres del Sudeste Asiático, a Japón, a la Unión Europea y está en segundo lugar mundial, sólo por debajo de Estados Unidos. Es sui generis por qué a pesar de ser socialista, cuenta con grandes empresas privadas y por ende con élites muy ricas. Pero China aun cuando sí ha implementado un estado de bienestar2, no ha logrado nivelar sus estándares sociales de manera eficiente, sea por su volumen dePage 2población, sea por la lejanía de sus provincias, o por fallas de gobierno; corrupción o burocracias, cierto es que China, como las economías latinoamericanas, tiene polarizada la riqueza, muchos pobres tienen poco, y pocos ricos tienen grandes riquezas, lo cual contradice el "espíritu social" que pregona el Partido Comunista.

I Desarrollo social vs. libertad política

Dos fenómenos sociales han puesto el tema de China en la agenda mundial, los Juegos Olímpicos de 2008 y las revueltas de budistas tibetanos en el Tíbet y en el resto del mundo; por ello es pertinente entrar al debate entre derechos civiles y sociales.

El problema es un conflicto entre igualdad y libertades, al menos así es planteado por el gobierno chino ante la opinión pública internacional. De inicio sabemos que el gobierno chino hace un esfuerzo por mantener la cobertura de varios de los derechos sociales básicos contenidos en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, entre éstos el derecho a la alimentación, a la vivienda, a la salud y a la educación. Mantener los rubros básicos de los derechos sociales para mil 400 millones de personas no es fácil, el gobierno tiene que invertir millones de dólares en estos rubros que permitan reducir la pobreza y encontrar soluciones productivas que les otorguen un empleo y con ello reciban ingresos mínimos para sobrevivir. Esta tremenda inversión en gasto social además causa riesgos en su economía interna, debido al déficit presupuestario y al endeudamiento público3 que un estado de bienestar causa, por lo que en esta economía sui generis de China, los ingresos obtenidos por la boyante y expandida producciónPage 3industrial equilibran (en parte) los esfuerzos de desarrollo social impulsados por el gobierno chino.

Ahora bien, China, que es uno de los Estados más educados y cultos del mundo, cuenta tanto con un amplio mosaico opositor (aunque clandestino y reprimido existe, en tanto que el gobierno controla toda la producción cultural, artística e informativa y son espiados y perseguidos los miembros de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) y partidos) dentro de los medios de comunicación, en partidos políticos y organizaciones civiles de artistas y académicos, como con una elite intelectual producto de inmensos centros de investigación en ciencias sociales de las universidades chinas4. Un segmento de esta elite intelectual, así como algunos personajes de los medios de comunicación y la comunidad artística han cambiado su tradicional postura en pro de la democratización del gobierno hacia una más moderada que refiere a China como un ejemplo de crecimiento económico apoyado por un Estado centralista social, pues ha logrado tener un éxito inusitado en la expansión industrial y busca mejorar la equidad en las familias chinas por medio del pleno empleo y del desarrollo regional.

En otras palabras, grupos opositores consideran que China en este momento no debe abrirse hacia un proceso de democratización por los riesgos que traería en un momento de bonanza industrial y comercial transitar hacia un proceso de libertades políticas, y donde se vería perjudicada la población (para los chinos la experiencia de la Perestroika y la Glasnost en la URSS es importante, dada la crisis político social que vino posteriormente en la Rusia libre).

Es aquí donde la disyuntiva abordada por Robert Dahl en su texto ¿Es la igualdad enemiga de la libertad?, nos lleva a la pregunta: ¿losPage 4regímenes socialistas lesionan a menudo los derechos y las libertades fundamentales? Esta es la discusión tradicional entre derechos civiles y políticos contra derechos sociales, tema que se ha discutido recurrentemente desde 1948 en el seno de la ONU y que culminó con la división de Pactos en 19665 y que atenta contra el principio de integralidad de derechos. En ese sentido hago referencia directa a los derechos políticos expresados en el documento de Robert Dahl: derecho a votar, a expresarse libremente, a investigar con libertad; el derecho a postularse para ejercer el ministerio público y el derecho a elecciones libres, justas y moderadamente frecuentes, así como el derecho a formar asociaciones políticas, incluidos los partidos políticos.

Pienso que no hay una sola respuesta a la pregunta y que es matizable, pues si bien los regímenes no democráticos como China, violentan las libertades fundamentales, el Gran Dragón busca proteger los mínimos derechos sociales (también de forma parcial); pero debemos entender a China con toda la complejidad de elementos que tiene: un régimen centralista de corte socialista, el país más poblado del mundo, con una extensión territorial tan vasta que se encontró geopolíticamente sola frente a Occidente tras...

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