Chilang Balam / ¡Los chilangos en manada, ya se van a... las playas!

¡Chamacos pusilánimes, jijos de mi último día en Caleta! Pues ya ayer empezaron oficialmente las vacaciones que van a tener más de 30 millones de estudiantes de todos los niveles del sistema educativo del país. Según lo que dicen las cifras en estos 14 días van a estar tirando la flojera 24 millones 27 mil escuincles de educación inicial, preescolar, primaria y secundaria, así como de las modalidades de educación indígena, especial y para adultos, más los 3 millones 275 mil chavos en la educación del nivel medio y técnico, más otros 2 millones 259 mil alumnos matriculados en el nivel superior. También la perrada que asiste a los cursos de capacitación para el trabajo, que conforman una población de un millón 230 mil personas, tomarán vacaciones. Junto con los vándalos chamacos, un millón 537 mil maestros disfrutarán del asueto. Aquí en la capirucha, la chilanguez que va a estarse rascando el ombligo es de 2 millones 747 mil alumnos y 173 mil 617 alumnos y maestros que le talonean en 9 mil 884 planteles y que se van a ir a atiborrar las playas de Acapulco, Veracruz y Oaxaca dónde se puede reconocer muy fácilmente a los chilangos porque son los que están en las playa, con short, calcetines y una chela en la manopla. Como es Semana Santa y en un arrebato etílico, le prometí a una chancluda meserita que iba a escribir de cosas de amor para poder dedicarle tiempo al recogimiento, déjemen platicarles que en Santiago de Chile, asumo que ustedes ya saben que es la capital de ése país, una pareja que ya llevaban la friolera de 57 añejos viviendo juntos, decidieron echarse la soga al cuello y casarse, lo chido es que ella, de nombre Isolina Ojeda, ya cuenta con 107 primaveras y el galán, Oscar Martínez, ya le llegó a los 86. Cuando acabó la ceremonia ella dijo que se había aventado porque: "Hay que casarse como Dios manda, es pecado estar viviendo así no más". Durante el acto, o sea la boda, no el otro que me imagino se dará hasta la luna de miel, una sordera de la novia impidió una rápida respuesta a la pregunta formal sobre la voluntad de casarse, pero ella finalmente expresó claro y fuerte su aceptación: "Bueno", manifestó, según los testigos. Ojeda y Martínez se encontraron en la década de los años 40 del siglo pasado, después de...

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