Los charros del Río Grande

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 2 de diciembre)TEXAS, EU, diciembre 8 (EL UNIVERSAL).- No es grande. El Río Grande no debería llevar ese nombre acá en Laredo, Texas. Sobre la calle Ignacio Zaragoza, que es paralela a la corriente de agua, puede verse que no pasa de los 100 metros de ancho. Tampoco es Bravo. En México se le llama así, pero sus raudales son semi estáticos, tan quietos como toda la zona que le rodea.

En este sitio de la ciudad estadounidense, que hace frontera con Tamaulipas, todo es así: tranquilo, en silencio, inhabitado. Las calles son pequeñas, con algunas casas del siglo XIX que nadie toca por ser patrimonio, una iglesia y su plaza, pero no hay mucha gente. Es sábado en la tarde, muchos han cruzado el Puente Internacional Número II para ir de shopping, pero sólo dos personas han decidido visitar hoy el museo Border Heritage.

El precio no es pretexto (la entrada cuesta dos dólares), es sólo que la ciudad fronteriza no parece estar habituada a las exposiciones. En este museo, por ejemplo, se halla una muestra de leyendas locales nada sorprendente: malos fotomontajes de casas antiguas de Laredo con una breve explicación sobre "apariciones y fantasmas".

Y por ahí está Jorge Negrete, todo fanfarrón.

Él no forma parte de la exhibición de fantasmas, pero como si lo fuera, comparte todo un piso vacío con otros 35 carteles que conforman otra muestra, titulada "El Charro en el cine mexicano".

Está ahí, junto a grandes como Pedro Infante, Luis Aguilar, Raúl de Anda, Javier Solís y Antonio Aguilar. Todos envalentonados, conquistadores en posturas de macho, sosteniendo un arma o abrazando a una mujer enamorada. Solitarios.

No son sólo pósters los que se exhiben en esta zona poco recorrida de Laredo, son obras de arte restauradas de las que, al aproximarse, saltan los trazos de grandes artistas como Josep Renau, José Spert, Andrés Audiffred y Roberto Ruiz Ocaña.

"Yo quiero que esta exhibición viaje, que cabalgue", sueña Freddy Peralta.

Es un dominicano de 63 años coleccionista de carteles del cine mexicano desde hace 38, cuando inició su propia procesión: le dio por visitar cines abandonados, mercados de trueque, casas de antigüedades, de compiladores y cineastas. Todo para conseguir los casi 2 mil 300 carteles que posee, muchos de los cuales ?cerca de 300? ha mandado a restaurar. Recuerda la suerte que tuvo aquí mismo, en Texas, cuando un pintor que conservó todos los carteles posibles en contra de la...

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