Chapotúneles. Reutilizan vías incautadas

Laura SánchezTIJUANA, BC., agosto 8 (EL UNIVERSAL).- Se acerca la Navidad: 2 de noviembre del 2010 y Carlos Enrique Cunnighnam maneja un tráiler azul de caja blanca. Se asoma por la ventana y el viento helado de la costa californiana le congela la nariz. Sube rápidamente el vidrio y toma la carretera interestatal cinco, que conecta California con el norte de Estados Unidos.

Los suburbios han comenzado a adornarse de pinos y luces amarillas. Es noviembre y es la temporada más intensa de cosecha de mariguana.

Carlos es un mexicano-estadounidense radicado en la ciudad de San Diego, estuvo en prisión cinco años, cuando autoridades federales de Estados Unidos lo detuvieron por importación y portación de mariguana. Pero ahora maneja un camión.

Este 2 de noviembre el recorrido de Carlos inicia en la avenida Vía de la Amistad a la una de la tarde. Toma la ruta 905 con dirección oeste hacia la Carretera Interestatal 5.

Tras una hora de camino Carlos llega al punto de revisión migratoria en la ciudad de Temecula; observa todo el despliegue. Suda tanto que las gotas de sudor ruedan por su frente. El agente migratorio lo nota: lo manda a revisión secundaria.

En una estrecha carretera rodeada con conos precautorios anaranjados, Carlos entrega su licencia de California para identificarse, pero las manos le tiemblan tanto que casi se le resbala. El agente federal pide que se baje del camión.“Es-tá bi-en”, contesta tartamudeando. Agrega que se dedica al transporte desde hace algún tiempo, que mueve mercancía de San Diego a Riverside y Los Ángeles.“Naranjas malas”, era la última entrega que había hecho.

Pero el agente federal no le cree: se da cuenta que la caja del tráiler está nueva e incluso la pintura aún está fresca. Sueltan a los perros detectores de narcóticos: “¿transportas mariguana?”, pregunta.“No, que yo sepa”, Carlos abre los ojos y no se atreve a negarlo rotundamente.

En la parte trasera del tráiler, Carlos transportaba una tonelada de mariguana en cajas de madera.

Fue condenado a 10 años en una prisión de máxima seguridad, su labor no sólo consistía en transportar mariguana a Los Ángeles por 10 mil dólares. Su trabajo era más complejo:

Sirvió como contacto a Joaquín El Chapo Guzmán y el Cártel de Sinaloa para fraguar un plan nunca antes visto. Sacar droga de uno de los túneles que había reabierto el narcotraficante para ingresarla a Estados Unidos.

Documentos de la Corte Federal de Estados Unidos a los que tuvo acceso EL UNIVERSAL, detallan...

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