México Channel / A bailar a Chalma, la del Cristo Negro

AutorHarry Möller

A medio camino entre la fe pagana y la devoción cristiana, y a 500 años de la actualidad, ahí está situada la población de Chalma. Chalma de los Ermitaños es su nombre exacto, uno de ellos vivió aquí 30 años.

El sitio es una pequeña sede de extrañas cofradías, oscuras fraternidades de magias y artes raras. Los singulares pactos que ahí se juran podrían movernos a chunga y chacota, de no ser porque se trata de brujos viajeros y son todavía los médicos de cabecera para el cuerpo y el alma de algo así como cuatro millones de hombres y mujeres.

En todo México, el Cristo Negro de Chalma posee un enorme poder utilizado más allá de cuanto pudieran imaginar sus verdaderos ministros.

Esta meca de la superstición tiene raíces más hondas de lo que parece. En 1540, cuando los nativos ocuiltecas todavía adoraban a Tezcatlipoca en una cueva de este lugar, sacerdotes católicos plantaron dentro de la caverna una imagen de Cristo.

Por mucho tiempo no se supo a cuál de las dos deidades iban a visitar los abundantes peregrinos; quizá a ambos.

Todo lo anterior viene a relación porque reza un dicho nacional que "hay que ir a bailar a Chalma", u otro que califica la dificultad de realizar algo, dice que "ni yendo a bailar a Chalma". De ahí que es muy frecuente hallar a Chalma de fiesta grande y recibiendo a quienes cumplen su "manda" bailando por horas enteras.

El baile, de perenne ejecución, se supone es prehispánico y en él se utiliza indumentaria de época. Los participantes...

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