Cerrarán 76 años de historia y terror

Este próximo 30 de septiembre se pondrá fin a uno de los capítulos más sombríos de la historia nuevoleonesa: el Penal del Topo Chico.

El reclusorio más antiguo del Estado será cerrado tras la reubicación de sus 2 mil 782 internos actuales al Penal de Apodaca. Posteriormente será demolido para dar paso a la construcción de un teatro, un archivo y un parque, según informó el Gobernador Jaime Rodríguez Calderón.

El edificio, inaugurado por el Gobernador Bonifacio Salinas Leal el 3 de octubre de 1943 para 600 presos, y construido, se dijo entonces, con criterios similares a prisiones estadounidenses, pronto empezó a deteriorarse por el olvido de las autoridades.

Bandas de asesinos y ladrones, traficantes de drogas y delincuentes sexuales fueron colmando las celdas del oscuro rondín, como se le conoce al edificio central del penal.

Quizá el primer asesino alucinante que pisó el Topo Chico fue el pasante de medicina Alfredo Ballí Treviño, quien en 1959 sedó y descuartizó a un joven. La personalidad del regiomontano inspiraría al reportero Thomas Harris, quien visitó la cárcel en los 60, para crear al feroz médico caníbal Hannibal Lecter.

Otro reo también tristemente célebre fue el asesino y ladrón Salvador Reyes Quezada, apodado "El Capitán Fantasma" por sus constantes fugas de distintas cárceles. Se escapó del Topo Chico en 1959.

Muy temprano, también, se dieron peleas campales, motines e incendios al interior del penal, así como epidemias y plagas, mala comida y falta de servicios como agua potable. Nunca el Topo Chico alcanzó a ser modelo ni ejemplar.

Un hecho sin precedentes sucedió el 24 de marzo de 1980, cuando reos encabezados por Carlos López Atanasio "El Cubano" y Rodrigo Alcalá López "El Huevo" tomaron como rehenes al director Alfonso Domene y a secretarias.

Hubo negociaciones, pero cuando las autoridades se enteraron de que Domene fue asesinado se puso en marcha un operativo llamado "Bronco" para tomar el control del centro: los reos fueron acribillados cuando ya estaban rendidos, en un despliegue a cargo de la Dirección Federal de Seguridad, de la que era titular el torturador Miguel Nazar Haro.

Por vueltas del destino, Nazar Haro fue internado en el mismo penal en el 2004, acusado del secuestro de Jesús Piedra Ibarra en 1975.

Entre los 80 y 90, el penal continuó su caída libre y alcanzó una población de 4 mil internos, aunque eran destacables los talleres en que parte de los reos se mantenía ocupada. Para el nuevo milenio, la...

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