Celébralo en una cantina

AutorTania Romero

REFORMA

Las cantinas de la Ciudad de México saben a historia. Todavía se siente en ellas el sabor colonial, cuando les llamaban tabernas, tendejones o vinaterías. De las 300 cantinas que llegaron a existir hoy sobreviven unas 50. Las más antiguas tienen más de cien años. En esta pequeña ruta encontrarás cuatro opciones para festejar a papá al estilo de grandes personajes como Pancho Villa, Porfirio Díaz, el Ché Guevara, Tin-Tan y otros.

El Nivel

Si a la llegada de un grupo de hombres comienzas a escuchar un "úju-úju-úju", que pronto se hace coro con los demás, estás en el lugar correcto: El Nivel, la cantina más antigua de la ciudad. Pronto sabrás que así llaman a "el brujo", uno de los cuatro cantineros, que debe su apodo a su tierra, Catemaco, y el canto a la distorsión del apodo. El Nivel se fundó en 1855 y ostenta la licencia No. 1 de la capital para cantinas. Su nombre lo debe a que antes la estatua de un nivel que se utilizaba para medir la altura de los lagos se situaba frente a este lugar.

Desde entonces se convirtió en el sitio más frecuentado por escritores, artistas y sobre todo políticos: Fidel Castro, Ernesto 'Che' Guevara, Luis Donaldo Colosio, López Obrador, Carlos Salinas de Gortari...

Además, la visita vale la pena por sí sola: para conocer a su dueño, don Jesús Aguirre, quien a sus 88 años aún atiende a los clientes por las tardes, y cuya cara ocupa fotografías y dibujos que cubren las paredes.

Prueba: El Nivelungo, una copa coñaquera con licor francés y el toque secreto.

Moneda no. 2, Centro 5522 6184. Horario: Lunes a domingo, 12:00 a 24:00 horas

El Tío Pepe, finales de 1800

"Aquí hay que vivir y beber", es la voz de uno de los hombres parados junto a la barra. Es, también, la consigna que identifica a los clientes de El Tío Pepe. Aquel tío Pepe, primer dueño y quien selló con su nombre esta cantina, ya no se encuentra aquí. Es don Aureliano Martínez, el cantinero que lleva 45 años ahí, quien te dará la bienvenida.

Detrás de él la contrabarra de caoba de estilo francés, original de finales del siglo 19 de cuando data la cantina, parece ser ajena al tiempo.

Uno de los clientes, don Aureliano Aparicio, el mismo que desde hace 50 años va por su "copita", razón por la cual se ganó, a los 30 años de su aparición sin falta, el privilegio de no pagar más. Es un viejito coqueto que encuentra allí su refugio porque vive solo y se la pasa diciendo "serio, soy serio", mientras guiñe el ojo.

Prueba: El Negrini, un buen remedio para...

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