Celebra entre amigos

AutorJulieta Riveroll

Ensayó por horas el solo que hoy estrenará mundialmente en el Palacio de Bellas Artes, inspirado en la canción de La Llorona. Escuchó atenta las peticiones de la coreógrafa Xenia Wiest y las puso en práctica, ahora, abría el pecho, dejaba caer el cuerpo y desenganchaba las manos con un movimiento rápido.

Elisa Carrillo (Texcoco, 1980) estaba exhausta, bebía un poco de agua y continuaba perfeccionando su vocabulario corporal en uno de los salones de la Compañía Nacional de Danza (CND), ya fuera con música en vivo o música grabada, mientras el resto de sus colegas visitaba el Museo Frida Kahlo.

Llegada a México desde Alemania, donde en julio de 2011 fue nombrada primera bailarina del Ballet de la Ópera de Berlín, Carrillo no tardaría en ver recompensado su esfuerzo con una vasta comida que le prepararon en casa sus padres. Chiles rellenos, pollo con mole, arrachera, sopa de tortilla, frijoles, guacamole y papas con chorizo formaron parte del menú.

Ahí estaban ya sus amigos, los bailarines del Bolshoi, el Kirov, el Stuttgart Ballet y el New York City Ballet, sin olvidar a sus compañeros de la Ópera de Berlín, que aceptaron su invitación para participar en la gala, cuya única función tendrá lugar hoy en Bellas Artes con localidades agotadas. Ella fungió como buena anfitriona, les explicaba un poco en qué consistían los platillos y estaba al pendiente de que no les faltara nada.

A la hora del pastel y el café, arribó sorpresivamente el mariachi de Chimalhuacán, el cual interpretó, entre otras canciones, México Lindo y Querido, El Rey, El Son de la Negra, La Cucaracha y Bésame mucho, pieza que levantó todavía más el ánimo de la gente reunida en el jardín de la casa.

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Vienen para apoyarla, para solidarizarse con ella, pues, en los años que llevan de conocerla, ya sean dos o 15, les ha demostrado que sabe cultivar la amistad, además de ser una excelente intérprete.

"No hay diferencia entre la amiga y la bailarina. Ella es igual dentro y fuera del estudio de danza, siempre es amable, cálida y abierta. Bailo con ella muy seguido y nos reímos mucho juntos de lo bien que la pasamos, se nos olvida que estamos trabajando", consideró Evan Mckie, bailarín principal del Ballet de Stuttgart.

El canadiense dijo sentirse honrado con la invitación que le hizo Carrillo, pues ella quería compartir el escenario con los mejores bailarines que hay en este momento a nivel mundial y con su familia artística.

Semyon Chudin, del Bolshoi; Denis Matvienko, del Kirov...

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