Cazadores de estrellas

Ellos no dejaban de mirar al cielo, deseaban descubrir los misterios de la bóveda celeste, en apariencia inamovible, pero que a cada instante se transforma.

Ansiosos de respuestas crearon la Sociedad Astronómica del Centro Cultural Alfa aquel 17 de octubre de 1987, la que cambiaría a del Planetario Alfa, o SAPA, por sus siglas.

Eran unas 12 personas inquietas y curiosas. Hoy son alrededor de 35, más los "cometas" que van y vuelven cuando desean, maravillados con la evolución del Sistema Solar y las galaxias.

"Los estudiantes del Club Astronómico Universitario Galileo fueron los fundadores de esta sociedad; unos estaban en prepa, otros en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas. Los apoyaba Elías Bertrand, maestro emérito del Tec, ya fallecido, aunque no era del club", detalla Pablo Lonnie Pacheco, otro de los entusiastas iniciadores.

"Publicaban un boletín ocasional y acudían al Centro Cultural Alfa, donde a cambio de unas deliciosas hamburguesas de la cafetería hacían labor de divulgación compartiendo la observación del cielo con los telescopios del Planetario".

Después colocaron 3 pedestales al final del camellón del estacionamiento. Ahí Pacheco, como muchos, conoció la nebulosa de Orión.

"Yo observé por primera vez al cometa Halley a través de un C8 del Planetario, en una excursión afuera de la Ciudad el 21 de marzo de 1986", precisa este divulgador de ojos claros y charla amena.

Eso ocurrió antes de iniciar la sociedad, cuya misión ha sido promover y divulgar, entre todo tipo de públicos, el conocimiento de la astronomía amateur, además de ser una fuente seria de información.

La maestra de secundaria Mónica Garza platica que buscaba cómo reforzar sus clases de ciencias, y por eso se integró a la agrupación, en la que se adentró en un mundo apasionante que contagió a sus alumnos.

1 Al principio, las juntas sabatinas eran en una sala anexa a la dirección del Planetario Alfa. No existía el Pabellón del Universo, menos el Observatorio, donde hoy se realizan, al igual que estas entrevistas. Tampoco había internet ni cámaras digitales.

"Urano, Neptuno y Plutón resultaban para astrónomos amateurs y profesionales objetos pequeños, sin detalle, inexplorados aún. Se contaban menos de la mitad de los satélites naturales y se sabía de una pequeña fracción de los asteroides actuales", refiere Pablo, quien posee la virtud de hacer accesible la ciencia que estudia los cuerpos celestes.

Ahora, con tantos artefactos espaciales y el desarrollo de...

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