El cautiverio de Cavallo, entre rejas, libros y puros
| Autor | Abel Barajas |
En tres meses de prisión en el Reclusorio Oriente de esta capital, el ex director del Renave, Ricardo Miguel Cavallo, ha encontrado en la literatura la forma de pasar el tiempo mientras llega el día en que el Juez y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) deciden si conceden su extradición a España.
Su cautiverio transcurre en una celda austera de aproximadamente 3 por 3 metros, con pocas comodidades y ningún otro interno de compañero en las seis prisiones que componen el ala de seguridad en la zona de ingreso donde está ubicado.
Duerme en una de las cuatro literas de metal que están empotradas en la pared y sobre una delgada colchoneta; de hecho, una de esas planchas la ha improvisado como escritorio.
Desde el 26 de agosto --día en que fue internado en este centro penitenciario-- sin contar a los asistentes a sus diligencias, el argentino sólo ha recibido las visitas de sus abogados Alvaro Carrillo y Benjamín Orozco, y la de su amigo Miguel De Erice, el representante en México de la empresa Talsud, accionista del consorcio Renave. Nadie más, ni familiares o ex socios se han parado en este lugar.
Cavallo disfruta de la lectura, gracias a que las personas que lo visitan le proporcionan de sus bibliotecas personales los libros, al igual que una cantidad aproximada de 500 pesos semanales en artículos como libretas, lápices, café soluble, paquetes de té negro, servilletas, vitaminas, puros, dinero en efectivo y tarjetas telefónicas.
Las obras leídas por el argentino son variadas.
Como muchos internos, tiene su biblia, pero a diferencia de otros, ha terminado la lectura de El Quijote de Miguel de Cervantes; El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde; Hamlet y Otelo de William Shakespeare; La llama doble de Octavio Paz, y la Introducción a la Filosofía de Raúl Gutiérrez Sáenz.
Hace varias semanas recibió varias obras del autor de origen checo, Milan Kundera, como El libro de la risa y el olvido, La lentitud, La identidad y La despedida. También llegó a sus manos El Avaro, de Moliére; Nuestra señora de Notre Dame, de Víctor Hugo; Ficciones, de su connacional Jorge Luis Borges y una antología de narraciones de Edgar Allan Poe.
De acuerdo con sus defensores, a Cavallo le gustó la novela de El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, que narra la historia del marino Edmundo Dantés, quien es llevado a prisión por intrigas de sus enemigos, y luego de 14 años de presidio logra escapar y tomar venganza de quienes lo llevaron a la cárcel.
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