Castillo alborota y hace promesas

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 3 (EL UNIVERSAL).- Los tambores y cánticos retumbaron en la Terminal 1 del Aeropuerto de la Ciudad de México. La fiesta no estaba en el Estadio Azteca. El partido ante un alicaído Querétaro no daba motivos para emocionarse... pero la llegada de Nico Castillo sí. Y la cosa se salió de control por algunos momentos.

A la misma hora que las Águilas doblegaban a los Gallos Blancos, cerca de 200 aficionados esperaban ansiosos el arribo del fichaje bomba de su equipo, ese que tanto tardó en concretarse.

Los goles de Renato Ibarra y Roger Martínez no se gritaron tanto como las porras hacia el delantero sudamericano. "Dale, dale, dale chileno", se escuchaba con cada falsa alarma de su llegada.

Noventa minutos después, Castillo por fin apareció y la pasión explotó. Para entonces la zona de espera ya estaba atiborrada de seguidores, curiosos, prensa y un considerable grupo de policías.

"Es una motivación increíble, decirle que no al América sería absurdo. Vengo al equipo más grande de México, así que estoy muy contento", declaró Nico en medio de una avalancha de personas y cámaras.

El chileno sonreía, a pesar de los empujones con los que tenía que sortear para responder las preguntas. Entre ellas, la inevitable cuestión respecto a su pasado con los Pumas:

"Los sentimientos quedaron atrás, hoy me debo a...

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