(Casi) todos pierden

AutorRolando Herrera

Antes de que el SARS-Cov-2 se convirtiera el 11 de marzo de 2020 en una pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los mexicanos, de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), iban en promedio 2.77 veces al año a una sala de exhibición.

En 2019, la industria había alcanzado una cifra récord en ingresos por taquilla de 19 mil 50 millones de pesos, 13.3 por ciento más que en el año inmediato anterior y casi el doble de lo obtenido en 2011, sin embargo, llegó la pandemia y las expectativas de seguir creciendo se desplomaron.

El primer caso de Covid-19 en México fue detectado el 27 de febrero de 2020 y debido a la acelerada propagación del virus, el 23 de marzo inició la Jornada Nacional de Sana Distancia que obligó al cierre de las actividades no esenciales, entre ellas, todas las relacionadas con el sector servicios.

El balance para la industria cinematográfica fue un desplome de los ingresos en taquilla de 80.6 por ciento, al pasar de facturar 19 mil 50 millones de pesos en 2019, a 3 mil 692 millones de pesos el año pasado, concentrando su caída a partir del 23 de marzo en que redujo asistencia y venta de boletos en 95 por ciento. La frecuencia con la que mexicanos fueron al cine al año pasado se redujo a 0.51 veces al año.

Pero no solo cerraron los cines, también lo hicieron escuelas, teatros, restaurantes, estadios, museos, oficinas gubernamentales, maquiladoras, fábricas grandes y pequeñas, todas aquellas que fueron consideradas no esenciales y, pese a que la Jornada Nacional de Sana Distancia concluyó el 30 de mayo, las restricciones continuaron para la mayoría e incluso algunas, como las escuelas, no han vuelto a reabrir.

Antes de la pandemia, en una buena noche en el Kinky Bar de la Zona Rosa, dice Noé Moya, llegaban a entrar más de mil 200 personas, unas pegadas a otras, dispuestas a bailar, beber y divertirse, pero con el Covid-19, las medidas sanitarias y el cierre casi permanente la fiesta se acabó.

"Entré como ayudante y poco antes de que pasara esto del virus estaba en la barra, la verdad me iba bien, me daban 350 pesos por turno y sacaba unos 600 pesos de propina, siempre había gente, jueves, viernes y sábado estaba a reventar", dice Moya en entrevista telefónica desde Morelia, a donde se mudó tras quedar desempleado.

De acuerdo con cifras del Inegi, en el País hay 30 mil 987 establecimientos catalogados como centros nocturnos, bares y cantinas, un giro que ha sido de los más afectados durante la pandemia al haber reducido sus ingresos en 2020 respecto de 2019 en casi 62 por ciento, según se desprende de la...

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