Cartas a Enfoque / Sobre hambre y desastre

Hoy parece ser otro domingo cualquiera. Me levanto temprano y como deportista dominguero salgo a caminar. Ya de regreso, compro el diario. En la primera plana aparece la foto de la familia del señor Francisco de Jesús, originario de Xochistlahuaca, en la Costa Chica de Guerrero. En la foto se ven cuatro personas, tres adultos y dos infantes, con apenas unos trapos, parados en el lodo a la sombra de una techumbre oscura. El encabezado dice: "Enfrentan hambre y ahora desastre". Martha Martínez escribe una desgarradora realidad que no queremos ver, o no creemos tener en este país. Una realidad a la que le volteamos la hoja. Es la realidad de la pobreza extrema. La nota explica que esta familia había sido visitada por la reportera en enero, antes del arranque de la Cruzada contra el Hambre. Y que hoy, nueve meses después, la situación es aún peor para estos guerrerenses, pues les cayó Manuel y, además de seguir hambrientos, ahora no tienen ni casa ni cultivos. Nada. Esto es México, es Guerrero. Esta familia no tiene nada. Perdieron todo.

Sume a esto enfermedades y falta de servicios educativos (a los que puedo adivinar). Y otras mil cosas que, viviendo en la Ciudad de México, ni me puedo imaginar.

Encima de esto, el programa, al menos para la familia de Jesús, es tan ineficiente que ellos siguen pasando días de hambre por no poder pagar la "cuota" de 5 pesos por alimento por persona que se estableció, pues los insumos son insuficientes, y el servicio sufre problemas de logística. Aparentemente, por lo que podemos leer del reportaje, que se extiende a la sección de Enfoque, la Cruzada Contra el Hambre falla al establecer las cocinas comunitarias y no ofrecer insumos como gas para cocinar de manera regular, ni fondos para adquirir alimentos frescos para combinar con los granos y las latas que entrega. Por otro lado, las cantidades de alimentos son insuficientes para estas comunidades alejadas, sin otros medios de subsistencia y hoy en situación de desastre natural. La familia de Jesús y los demás usuarios del servicio se alimentan dos veces al día y no pueden acceder a éste en fines de semana, sábado ni domingo, pues según las cuentas no alcanzarían los insumos para llegar al mes, que es cuando la cocina recibe los alimentos. La cocina tampoco ha recibido carne desde que se estableció.

El comedor atiende un promedio de 206 personas diarias. El comedor no funciona. Para unas fotos que necesitaban los militares que entrenan a los lugareños en la...

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