Rebanadas/ Carro completo...
| Autor | Cony De Lantal |
Mucho les han tupido a los organizadores de la carrera de la CART con el tema de las gradas inconclusas, el despapaye en el control y los puentes tembeleques, por eso ya no voy a insistir con la misma cantaleta, sólo quiero comentarles que el sábado el Hawaii batió el récord de ventas de su historia, el Mirador estaba más lleno que nunca y así por el estilo debieron verse la mayoría de los restaurantes en Monterrey.
De que hubo beneficios por traer a tantísima gente de buen nivel a la Ciudad, no cabe duda que los hubo. Si tuviéramos otro par de eventos de esa magnitud en el año, otro gallo nos cantara...
Bien pescados...
Ah, ¡cómo me estuvo alabando mi marido el dichoso restaurante ese de La Pesca! Quesque está muy económico, que tienen buenos mariscos, que ya están por abrir más sucursales, en fin, no sé qué clase de toloache les estarán dando ahí a los señores que llegan fascinados con el mentado lugar.
Me empezó a entrar el cuis cuas cuando una comadre me platicó que su marido igualmente era asiduo a este sitio, y mejor le tomé la palabra al mío para que me invitara a cenar ahí y por mí misma comprobar si es que la susodicha marisquería es monedita de oro o, simplemente, hay gato encerrado.
Recuerdo haber estado ahí a mediados del año pasado, cuando abrieron su sucursal en el local que perteneció a la legendaria Cabaña, en Pino Suárez y Matamoros. En ese entonces no sucedía mucho dentro de este nuevo restaurante, es más, para mí seguía siendo La Cabaña, pero con olor a pescado.
El martes por la noche me animé a acompañar a mi marido precisamente a ese local, con el afán de checar si el anzuelo que usa La Pesca es gastronómico o si el lugar se presta para que nuestros maridos se vayan a pescar otro tipo de cosas.
Para nuestro alivio, el restaurante sí se conserva con ambiente familiar, aunque me sorprendió que esa noche no estaba muy lleno que digamos, al menos como me lo esperaba, con eso de que mi marido me aseguraba que era muy exitoso. Cuando ahí mismo nos platicaron que estaban por abrir otra sucursal frente a Galerías, por la Avenida Insurgentes, y otra más en San Nicolás, me empezó a sonar a lavadero... ¡Cómo le hacen!
En fin, tal vez yo andaba muy enfadosa, pero ni la comida me gustó tanto. Es verdad que sus platillos son económicos, si los comparamos con el Hawaii, La Guacamaya o el Camarón Norteño, pero el sabor no le llega ni a los talones al de cualquiera de estos restaurantes.
Yo pedí de entrada un coctel de cebiche de 26...
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