Carrera magisterial sin simulaciones

AutorJorge Javier Romero, Martha Martínez y Sonia del Valle

La escandalosa catástrofe educativa que vive el país tiene una causa fundamental: el control corporativo de la carrera del magisterio mexicano. Desde que en 1943 el régimen autoritario impuso la unificación de los diversos sindicatos magisteriales en una organización vertical y antidemocrática, el sistema educativo mexicano ha estado regido por mecanismos de control político y sindical y no por criterios profesionales o académicos.

A la creación del SNTE siguió en 1944 su "reconocimiento" por decreto presidencial como única organización gremial del profesorado; y el Reglamento de las Condiciones Generales de Trabajo del Personal de la SEP (1946) instituyó de hecho el control de la burocracia sindical sobre todo el proceso de ingreso, promoción, estímulos y permanencia de los profesores en la educación básica y media superior.

Este modelo de relación laboral debe ser sustituido por un nuevo arreglo institucional, donde la gestión de las condiciones de trabajo se centre en temas estrictamente laborales y de prestaciones, pero no rija en el sistema de incentivos ni en los procesos de ingreso, promoción, estímulos al desempeño y permanencia.

Los mínimos que un nuevo arreglo debería tener son:

  1. La elaboración definitiva del catálogo general de puestos del magisterio (padrón de maestros) en todos los estados del país; que ordene y haga pública la información de dónde están y quiénes son los maestros, el personal de dirección y de supervisión; que transparente y acote las comisiones sindicales.

  2. La certificación universal de los profesores con base en criterios académicos de conocimientos y habilidades docentes.

  3. El concurso de todas las plazas vacantes como único mecanismo válido para ocupar un puesto docente. Es inaceptable que sean los líderes sindicales quienes los administren, pues no premian a los buenos profesores sino a los leales.

  4. La instauración de un sistema nacional de evaluación de la calidad educativa coordinado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, que concentre el concurso de ingreso, la evaluación de profesores, directores y supervisores, lo mismo que la evaluación del aprovechamiento escolar y de gestión.

  5. El establecimiento de la evaluación universal periódica del desempeño profesional docente con la responsabilidad de un colegiado ciudadano, plural y autónomo presidido por el INEE, con criterios que correspondan a las necesidades del sistema educativo y sin las distorsiones impuestas por los líderes sindicales en los reactivos de evaluación.

  6. La consolidación de un sistema universal de estímulos al que se acceda a través del sistema de evaluación del desempeño y que sustituya a todos los mecanismos actualmente existentes. Sus criterios deberían ser:

    1. Evaluación permanente y obligatoria del desempeño profesional (40 por ciento) compuesta con una ponderación de la evaluación de conocimientos de los profesores, del desempeño hecha por sus pares y la efectuada por los padres de familia a través de los Consejos de Participación Escolar.

    2. Cursos de actualización reconocidos por el INEE (25 por ciento).

    3. Aprovechamiento escolar de los alumnos, medido con mecanismos establecidos por el INEE (35 por ciento).

  7. La separación...

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