Carolina López / La tabla de salvación

AutorCarolina López

En la década de los 80 los mexicanos aún éramos conscientes de los valores más íntimos y poderosos que poseíamos.

Sin embargo, el complejo fenómeno de la globalización, a la par de sus aspectos positivos también trajo consigo los negativos, sobre todo en el tema del desarraigo cultural, la pérdida de costumbres familiares y el alejamiento de la propia fe.

Es por eso que hoy buena parte de los problemas que vivimos se derivan, más que nada, de nuestra falta de coherencia con esos grandes valores y esa fe que muchos decimos profesar.

Y es que entre lo que hacemos y decimos (o nos quejamos) hay una gran contradicción. No sirve de mucho trabajar señalar o ser pregoneros del cambio si luego nosotros seguimos igual.

Como se sabe, son varios los males que padecemos: la política, por ejemplo, se ha convertido en un quehacer sin valores; el narcotráfico ha atrapado a miles de jóvenes sin familia ni oportunidades para progresar; la televisión y el cine se han convertido en las grandes promotoras del divorcio, la droga, la violencia, la pornografía, la sexualidad irresponsable. En fin, el relativismo moral.

Pero a lo que vamos hoy es que, a pesar de este panorama, hay esperanza de volver a ser lo que fuimos y rechazar los antivalores que nos invaden cada vez con más fuerza. La clave está en retomar esos principios y convicciones que nos forjaron como nación.

Precisamente esta semana, un mexicano y un extranjero nos recordaron públicamente el valor de la religión.

Por un lado, el Padre Luis Butera escribió hace un par de meses al Presidente Felipe Calderón una carta que publicó la revista Inquietud Nueva, que ha estado circulando en internet en estos días.

En ella le reconoce el esfuerzo y las decisiones tajantes en contra de los grupos asesinos, y le sugiere además el arma más poderosa: convocar a todos los creyentes a que recemos.

"Sin duda, millones de personas se unirían a la fe del Presidente para que se pare el flagelo de esta violencia que avanza sin cuartel".

El sacerdote recuerda en la carta que aquella victoria que los cristianos tuvieron el 7 de octubre de 1571 en la batalla de Lepanto que salvó la civilización cristiana en Europa de la invasión de los musulmanes se debió a las oraciones del pueblo. Y menciona la célebre frase del sultán Solimán: "Tengo más miedo a las oraciones del Papa que al ejército del emperador Maximiliano".

Por otro lado, en su visita al Tec de Monterrey, Tony Blair nuevamente destacó la importancia de la religión y...

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