Una 'Carmen' de la ciudad

AutorErika P. Bucio

"No hago nada para espantar burgueses", dice el director argentino Marcelo Lombardero, echando mano de la expresión francesa (épater le bourgeois). Lleva su versión de Carmen, el popular título de Bizet, al Palacio de Bellas Artes.

Se enfrentará, supone, a un público más tradicional. Distinto al que en septiembre, en el Teatro Julio Castillo, aplaudió su montaje contemporáneo que venía precedido de su éxito en Buenos Aires, donde cosechó premios.

"No está en mi naturaleza hacer una producción de Carmen tradicional porque no tendría nada para decir. No creo que lo que hago sea la verdad, sino mi verdad. Y ni siquiera es mía, es una verdad colectiva, la ópera es un hecho colectivo".

Lombardero despojó a la ópera en cuatro actos de pintoresquismos y folclorismo. Le pareció coherente trasladarla a la época actual, en un barrio marginal, con hip-hop, tribus urbanas y graffiti.

Carmen no es una gitana sino una chica de barrio. Es víctima de la violencia de género en una sociedad hostil hacia la mujer.

"Carmen no es la mujer fatal que provoca la destrucción del pobre soldadito (Don José) que termina matándola porque se lo merece", zanja.

Lo que se cuenta es una historia de feminicidio, de violencia de género. Hay un hombre que mata a una mujer y si la mata es porque cree que es su propiedad.

La producción vuelve con el mismo elenco para ofrecer sólo tres funciones: 17, 19 y 21 de marzo. Luisa Francesconi como Carmen, Dante Alcalá como Don José y se incorporan, por invitación de la Ópera de Bellas Artes, la soprano Leticia de Altamirano como Micaela y el barítono Germán Olvera como Escamillo.

A Leticia de Altamirano la dirigió en Diálogo de carmelitas en 2007, en su debut en Bellas Artes. Como Micaela aporta la frescura que Lombardero buscaba para el personaje.

"En esta producción, el cast es parte del éxito o fracaso", dice.

A Lombardero no le basta con la voz, es parte primordial en la ópera, sí, pero no es lo único. "Si así fuera, escuchemos mejor un disco, es mejor, más cómodo, más barato". Persigue la credibilidad de las situaciones dramáticas. "Si tengo un padre de 30 años y una hija de 50, ya no me lo creo".

A un sector de la crítica no satisfizo el desempeño de Francesconi, por considerar que no era la voz idónea para Carmen. "No me gusta hablar de la crítica como a los futbolistas no les gusta hablar de los árbitros", acota Lombardero, director artístico del Teatro Colón entre 2005 y 2007

Pero no se calla. No le parece relevante si a un...

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