Carmen Aristegui F. / Tadeo

AutorCarmen Aristegui F.

La más reciente víctima, que identificamos por nombre, de la demencial espiral de violencia por la que atraviesa México era un bebé de apenas 8 meses de edad: Tadeo, el inocente que murió de la peor manera posible. El bebé murió por las graves quemaduras que sufrió cuando viajaba con su mamá en uno de los camiones incendiados en Zapopan a principios de la semana. Hombres con pasamontañas arrojaron bombas molotov al interior del transporte público, como reacción a la detención de seis individuos, presuntamente relacionados con el ataque al ex fiscal de Jalisco el lunes pasado. 15 heridos, tres muertes y algunas vidas en peligro es el saldo que dejó una agresión ordenada presuntamente por el Cártel Jalisco Nueva Generación, la sanguinaria organización a la que también se le atribuye la autoría de otra acción criminal que les costó la vida, según las investigaciones en curso, a tres jóvenes estudiantes de cine que quedaron envueltos en una trágica confusión. En este caso, según narraron los detenidos, los jóvenes fueron torturados y disueltos en ácido a manos de otros jóvenes, metidos en el crimen organizado, que prestaban servicios para matar y desaparecer gente.

El gobernador Aristóteles Sandoval dijo que las acciones de esta semana forman parte de los intentos del Cártel para desestabilizar al estado de Jalisco. Lo cierto es que las acciones criminales no paran y ocurren en cualquier parte de la República. Acciones que pasan por el robo de joyas en Perisur, el sabotaje y descarrilamiento de trenes en Orizaba o el incendio de una camioneta de leche -que provocó el cierre de Lala en Ciudad Mante, Tamaulipas- son, apenas, un puñado de casos, de lo ocurrido esta semana. Poblaciones enteras se encuentran asoladas por el robo, el despojo y las extorsiones. El crimen se ha ido extendiendo y no parece que esté en marcha algo que medianamente lo detenga. Los mapas que muestran la presencia criminal en estados y municipios han dejado de ser presentados con focos rojos o zonas claramente delimitadas, como ocurrió por años. Lo que se ve ahora en esos mapas es una mancha roja extendida por zonas muy amplias de nuestro territorio.

El último año del sexenio de Enrique Peña Nieto se perfila como el año más violento de este oscuro...

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