Carmen Aristegui F. / Solalinde y los migrantes

AutorCarmen Aristegui F.

El Padre Alejandro Solalinde emprendió, junto con migrantes centroamericanos y activistas por los derechos humanos, una caminata con destino a la Basílica de Guadalupe en la capital del país. La sociedad mexicana no debe ser indiferente al significado y alcance de esta manifestación.

De cara al Sol, decidieron recorrer kilómetros de distancia para hacer visibles a los invisibles. Para decirle a México que están aquí, entre nosotros. Para decirnos lo que pasa con ellos. Para que dejemos de mirar a otro lado y para desafiar, con su caminata, nuestra indiferencia.

Solalinde encabeza, con valentía, ese contingente que se ha topado con la resistencia y los malos tratos de autoridades que preferirían que nunca llegaran a la Capital del País. Han tratado de evitar, de mala manera, que los caminantes continúen con su ruta. Las autoridades saben que su presencia y sus palabras reflejan el holocausto -palabra de Solalinde- que viven en territorio nacional.

Quienes tratan de detener lo que no se puede detener prefieren que no se nos recuerde a los mexicanos el enorme problema que tenemos enfrente. Que no se nos hable de la trasmutación criminal que ha vivido México en los últimos años en el fenómeno migratorio. Que no nos enteremos por ellos de cómo los migrantes ya no sólo son presa de los "polleros", sino botín millonario de secuestros, extorsiones y reclutamientos forzados del crimen organizado.

El fenómeno criminal contra los migrantes, y autoridades que se benefician de ello, trasciende, como antaño, al robo de sus pertenencias cuando van trepados en el lomo de "La Bestia". Las agresiones contra migrantes se han convertido en una industria criminal. Los plagiarios secuestran, por ejemplo, a "más de un centenar de migrantes en cada golpe" según informes de Amnistía Internacional. "...El peligro de violación es de tal magnitud que los traficantes de personas muchas veces obligan a las mujeres a administrarse una inyección anticonceptiva antes del viaje, como precaución contra el embarazo derivado de violaciones". Los relatos recabados de migrantes ilustran abusos y connivencia de autoridades policiacas y militares como una práctica generalizada.

Solalinde habla de una "mafia político-delictiva", que se beneficia de la vulnerabilidad de los migrantes y que es partícipe de un negocio multimillonario que exprime y explota a miles de personas sin voz y que no...

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