Carmen Aristegui F. / El Presidente vs. Reforma

AutorCarmen Aristegui F.

El presidente López Obrador elige estratégicamente a sus adversarios y también a quienes quiere que no lo sean, Donald Trump muy señaladamente. Los partidos de oposición a quienes ve demasiado pequeños -porque lo están- y a quien algún día bautizó como la mafia del poder, incluido el ex presidente Peña Nieto, no son los opositores que el Presidente ha elegido para mantener una cuerda de tensión política, como la que mantiene en este momento con el periódico Reforma.

Ha elegido de manera equivocada a este medio como si fuera un adversario político. Ante la debilidad de los actuales liderazgos políticos de los partidos de oposición en el PRI, PAN y PRD, a los que prácticamente ignora, ha decidido construir una figura adversarial y lo ha decidido hacer con este medio de comunicación. No lo hizo con el duopolio televisivo que -ese sí- se erigió en actor político y construyó, en su momento, una candidatura que llevó a Peña Nieto a la Presidencia que él hoy ocupa. Optó por Reforma para encarnar ahí el poder conservador que se contrapone, según su definición, a la cuarta transformación que encabeza su gobierno.

Un día sí y el otro también, acusa a este periódico de reaccionario, conservador, solapador de fraudes electorales, hipócrita, etcétera. En alguna conferencia matutina tuvo un lapsus y llamó "partido" al periódico, cuando hacía acusaciones en su contra, hábilmente pescó al vuelo el lapsus y dijo: "sí, es un partido" y retomó el hilo de los señalamientos.

Que Reforma -y los demás medios- critiquen al Presidente y cuanto poder exista cotidianamente, debe ser considerado normal y altamente saludable. Que el Presidente le conteste a Reforma o a quien quiera contestarle cuando la situación lo amerite, en sí mismo, tampoco debe escandalizar a nadie, siempre y cuando no se trate, como todo indica, de una estrategia para convertir en casi enemigo de la transformación que encabeza a un medio de comunicación en específico.

El presidente de la República no se puede poner de tú a tú como si fuera un simple ciudadano. No lo es. Su figura representa no solo a uno de los poderes de la República, sino que en un régimen como el nuestro, representa al propio Estado mexicano.

Con toda la distancia del caso, no resulta tan lejano lo que el...

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