Carmen Aristegui F. / El nuevo Cofipe

AutorCarmen Aristegui F.

El nuevo Cofipe aprobado por el Senado ha definido, por fin, los alcances de la reforma electoral constitucional. El tamaño de la polémica por la reforma va en proporción directa a los intereses afectados. Se han manifestado básicamente tres grandes grupos en contra. En primera instancia, los industriales de radio y TV que ven afectados no sólo los importantes ingresos que han representado las campañas electorales sino, se presume, variará sustancialmente el tipo de relación que se establece entre la representación formal de la sociedad y los llamados poderes fácticos. El segundo grupo es el representado por las cúpulas empresariales que han manifestado de diferentes maneras su rechazo a la reforma argumentando afectaciones a la libertad de expresión. En el fondo, lo que no se dice pero molesta, está relacionado con cerrar la puerta a la posibilidad de incidir, a través de desembolsos millonarios, en la promoción o denostación de un candidato como ocurrió en el proceso del año pasado. Las cúpulas empresariales han interpuesto un juicio de amparo contra la reforma que prohíbe la contratación de spots en materia electoral por parte de organismos privados. "Una vacilada", diría el senador Santiago Creel. El tercer grupo tiene que ver con los llamados partidos pequeños. El debate del miércoles estuvo marcado por la inconformidad manifiesta al nuevo mecanismo en el Cofipe que los enfrenta con su verdadero tamaño. Si termina por aprobarse en los mismos términos esta reforma en la Cámara de Diputados, significaría que las boletas electorales vendrían con los logotipos diferenciados de los partidos contendientes aún y cuando compitieran en coalición, es decir, vendría el nombre del candidato junto a cada uno de los logos. El punto es que de esta forma se sabrá, sin el menor asomo de duda, cuánto aportó cada partido en número de votos y cuánto le corresponde en la distribución de espacios, representación y prerrogativas. Lo que pierden aquí es la fuerza de lo intangible para sus negociaciones con los partidos mayores. En un panorama, que llegó para quedarse, de resultados muy cerrados en las elecciones, esta reforma coloca a los pequeños en una dimensión estrictamente aritmética. Se elimina, pues, el tanteo, las apreciaciones, la capacidad de negociación como fiel de la balanza para determinar las parcelas de poder y de recursos de los más pequeños. Lo inesperado aquí es que el rechazo ya no sólo lo manifiestan los partidos afectados. El ex...

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