Carmen Aristegui F. / Ebrard en su laberinto

AutorCarmen Aristegui F.

A la nefasta cadena de errores que marcaron los trágicos hechos del News Divine, el pasado 20 de junio, le ha seguido otra larga cadena de despropósitos que han colocado al Gobierno de Marcelo Ebrard en la peor crisis de su trayectoria política. Ebrard, que hoy forma parte de las -siempre anticipadas- listas de los presidenciables, se juega con esto no sólo sus márgenes de actuación como gobernante en la ciudad, sino su capital político rumbo al 2012.

Ebrard daba muestras de construir, para sí, una estrategia que lo colocara como protagonista de la escena política, por ejemplo, en el debate petrolero, no al lado, sino delante de López Obrador. Hoy, con el caso News Divine, se encuentra instalado en medio de un laberinto. Ahí lo metieron, y él se dejo meter, el Secretario de Seguridad Pública y el Procurador de Justicia del Distrito Federal. Su condición de rivalidad ha aflorado y la prensa no ha dejado de recibir información diversa que incrimina a la Policía y/o al Ministerio Público, según sea el caso. Queda claro que de un lado y otro hay interesados en subrayar la responsabilidad de una instancia o de la otra en la tragedia del News Divine. Todo esto, por supuesto, para beneficio de la opinión pública. Cada día se tiene más claro que el caso News Divine se trasciende a sí mismo, para mostrar el tamaño y profundidad de un problema mayor: la procuración de justicia y la tarea policiaca son un desastre. El operativo del News Divine mostró un rostro que a ningún Gobierno se le puede permitir, menos a uno que llegó con las siglas de la izquierda: la criminalización a los jóvenes. Lo que hoy se sabe de lo ocurrido en el antes, durante y después del operativo nos habla de un acto policiaco represivo en contra de estos cientos de muchachos que -apretujados en un lugar de mala muerte- bailoteaban su fin de cursos. Todo esto debe avergonzar al responsable político, legal y administrativo de la Ciudad de México y obligarlo a rectificar. No acaba de entenderse cómo -frente al tamaño de las faltas- los responsables de cada una de las áreas, voluntaria y humildemente, no pusieron a disposición sus respectivas renuncias.

No sólo Joel Ortega como jefe de la Policía, o Rodolfo Félix como Procurador de Justicia deben rendir cuentas de tan deplorable panorama. Marcelo Ebrard, como máxima autoridad política de la capital del país, está obligado a explicar la gravedad y el alcance de lo que está sucediendo en la Ciudad.

La difusión de las fotografías de los...

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