Carlos 'Warrior' Guerrero / Perder el miedo a Messi

Por donde se le vea, el presente blaugrana es campo minado. Ni la historia, ni aquellos años relativamente recientes llenos de vitrinas, glamour y esplendor, sirven de algo para bajar la tensión que se respira cuando se camina por los pasillos que acostumbra Bartomeu antes de entrar a la oficina.

Desde lo institucional hasta lo deportivo, la piel del Barcelona está agrietada y lacerada.

Por tamaño de institución, por poderío, por estatus, Barcelona tenía que resarcir los daños cuanto antes. No es un equipo que pueda darse el lujo de esperar a que los espasmos desaparezcan con el tiempo.

Por ello es que pronto presentaron a Koeman. Consiguieron desvincularlo de Holanda para convertirlo en bálsamo, en fino ungüento para desaparecer las ámpulas tras el ridículo en Lisboa.

Con un discurso calmo y sereno, Koeman, el héroe hace 28 años en Wembley, generó cierto alivio entre la afición. Transmitió esa paz que encuentra el enfermo cuando en el médico, aún sin ser recetado, siente mejoría con sólo ver la bata del galeno.

Pero... ¿qué pasará después? ¿Hasta dónde llegará el proyecto de Koeman? ¿Era el indicado? En algún momento llegarán las elecciones, aparecerán los conflictos de poder y todo podría dar un vuelvo de 180 grados.

Nadie sabe qué pasa por la cabeza de Messi ni cuánto tiempo más soportará el astro argentino en un lugar que parece por instantes provocarle cierto hartazgo.

Ni el propio Koeman tiene claro a lo que habrá de enfrentarse. Desconoce qué piensan y cómo actúan las figuras del equipo. Si cayeron en un letargo, en un cómodo aburguesamiento o si el problema pasa por lo futbolístico.

Credenciales tiene y un...

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