Carlos Fuentes/ Volando fuera de Río

AutorCarlos Fuentes

Hoy se dirige el presidente Vicente Fox a la OEA (Organización de Estados Americanos) en Washington. Fundada en marzo de 1948 en medio de la violencia política desatada en Bogotá, sede de la IX Conferencia Panamericana, por el asesinato del líder político liberal Jorge Eliécer Gaitán, la OEA intentó sustituir al viejo panamericanismo con una organización en consonancia con los principios de la nueva organización mundial (la ONU) y de acuerdo con conceptos no sólo jurídicos, sino económicos y sociales. La brillante Delegación Mexicana en Bogotá (Jaime Torres Bodet, Secretario de Relaciones, y la extraordinaria "vieja guardia" de nuestra diplomacia: Quintanilla, Córdova, Carrillo Flores, Eduardo Villaseñor, entre otros) fue, sin duda, la que mayor empeño puso en darle un contenido de cooperación económica y social a la nueva organización.

Planeaba por encima de la sangre derramada en Bogotá una realidad política de mal agüero: el zopilote de la guerra fría. La cooperación de América Latina con la causa aliada durante la guerra no se vio recompensada, como muchos esperaban en Bogotá, por un Plan Marshall para la región. Pero el propio General Marshall, a la sazón secretario de Estado norteamericano, llegó a Bogotá con las manos vacías y la labio-retórica. Y es que los EE UU ya habían obtenido lo que deseaban en Río de Janeiro en 1947: el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que ataba a la América Latina a la política de los EE UU durante la guerra fría.

El TIAR puede ser juzgado jurídicamente con la agudeza con que lo hizo Jorge Castañeda padre en su libro clásico, México y el Orden Internacional. En tanto convenio para la legítima defensa colectiva conforme al artículo 51 de la Carta de la ONU, el TIAR sólo podía operar en la hipótesis de un "ataque armado" contra algún Estado Americano. Pero en cuanto acuerdo puramente regional, el TIAR admite hipótesis distintas del ataque armado (agresión que no sea ataque armado, hechos que puedan poner en peligro la paz de América, conflicto extracontinental, etc.) Por este resquicio se colaron, como todos saben, los actos de intervención política norteamericana que convirtieron a la OEA, en la jerga popular, en el "Ministerio de las Colonias".

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