Carlos Vázquez Segura / Gran caída para la humanidad

AutorCarlos Vázquez Segura

Al convertirse en el primer ser humano en pisar la superficie lunar, el comandante de la misión Apolo 11, Neil A. Armstrong, soltó una frase para la historia: "Este es un pequeño pa- so para un hombre, pero un gran salto para la humanidad".

A 50 años de aquella inolvidable hazaña, el mundo está deseoso de dar otro gran salto; uno que nos colme de fe en el valor intrínseco de nuestra especie, que nos haga recobrar la esperanza en nosotros mismos. Por fortuna -aunque no sería tan espectacular como el de 1969- la probabilidad de que suceda un acontecimiento de similar impacto ha crecido en los últimos días.

Quien comanda en esta ocasión es una mujer que, al igual que Armstrong en su tiempo, cuenta con un importante equipo que la respalda; no tan técnico, pero eso sí: miles de veces más numeroso. La misión en cuestión no le exige abordar una nave de propulsión, ni enfundarse en un extraño traje que soporte las inclemencias del espacio. En esta ocasión las adversidades se encuentran a ras del suelo, entre los nudos de la política y la elasticidad de las leyes.

El esperado suceso al que me refiero podría consistir -aunque parezca extraño- en dar un paso hacia atrás en la historia, en una franca misión restaurativa, mediante la cual se abriría lo que desde el 20 de enero de 2017 se ha empezado a cerrar y se suspendería lo que en el mismo periodo ha sido indebidamente alentado.

Con el apoyo moral de millones, la Comandante Nancy Pelosi, junto con Jerry Nadler, Barry Berke y muchos demócratas más, han elevado las anclas del trasatlántico "Impeachment", que ya surca el mar de leyes y prejuicios en el país vecino del norte. El buque va cargado de pruebas que podrían someter a juicio político al presidente estadounidense más extremista, retrógrada y radical que haya sido electo en los últimos 100 años en el país que -en otro tiempo- promovía los derechos y las libertades.

Sería un triunfo para el mundo entero el que se cerraran las cloacas que este ego-presidente abrió; por las cuales, varios monstruos que creíamos agonizantes, resurgieron solo para envenenar y dividir. Terribles bestias como el racismo, el supremacismo blanco, el neonazismo, la segregación y todas las caras de la intolerancia...

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