Carlos Martínez Escalona/ ¿O disléxico?

AutorCarlos Martínez Escalona

Hace una semana le contaba lo que pasa cuando uno se encuentra con una persona -un hijo, un amigo, un familiar- a quien le suceden cosas que le distinguen fuera del nivel ordinario intelectual. Y a esas personas les llamamos genios.

Pero si no se tratase de un genio, sino de una persona a la que no comprendemos nunca porque nos parece que desde su nacimiento, tiene "los cables cruzados", la cosa cambia. Y eso de los cables cruzados, en el fondo, no está tan mal conceptualizado. Parece que las acciones de una persona con dislexia hablan de que hay algún contacto perdido por allí.

Un disléxico distorsiona su percepción de muchas cosas. De ordinario, lo primero es descubrirlo en el lenguaje. O porque aprende muy rápido a hablar o porque el retraso es significativo. Pero en ambos casos, el niño con dislexia tiene problemas con las palabras. Parece que no sabe qué unir ni cómo unir. Su lenguaje es mucho más básico que el de un chico que carece de este don (y a esto vuelvo más adelante).

Cuando se enfrenta a la escritura, las cosas se aclaran aun más. El disléxico se topa con muchas formas (cada letra) con las que no sabe qué hacer. Cada letra, en su mente, es una forma tridimensional. Esto le lleva a encontrar las similitudes de cada letra como una cosa y, por tanto, confundirse. Trate de hacer el experimento con una A y una V o con una b, una p, una q. Se parecen tanto que las últimas tres son idénticas excepto por su posición. Pero en un espacio tridimensional, no hay posición "fija". Esa letra tiene tantas caras como cualquier figura. Ahora intente saber cómo y cuándo se debe emplear.

Esto es sólo el principio de la lucha del disléxico por abrirse camino en un mundo francamente hostil. Nadie (o muy pocos) están preparados para su sistema de aprendizaje, tan distante del de todos los demás.

Cuando llega a conocer una palabra, si se trata de un sustantivo, su imaginación le permitirá fácilmente unirla al concepto que representa. Otra vez, habrá creado la imagen a asociar con la palabra. Para eso, el disléxico tiene un don del que los demás carecen: una poderosísima imaginación asociativa.

Tal vez la fuerza de esa imaginación y de las funciones de la mente en el disléxico, resida en su capacidad multidimensional. Con sólo cerrar los ojos, las cosas son más vívidas y más reales, haciéndolas "propias" con mucho mayor facilidad.

Pero intente que entienda una cosa completamente conceptual, como esta misma palabra. Intente usted mismo hacer una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR