Carlos Fuentes / Sombras del nuevo año

AutorCarlos Fuentes

Para Alejandro Junco, un gran abrazo.

Albert Camus llamó al Siglo 20 "el Siglo del Miedo". Adolfo Hitler y el nacional-socialismo llegaron a simbolizar la realidad del mal impuesto mediante el terror desenfrenado, sin tapujos, proclamado como idea y práctica del asesinato masivo, libre de toda reflexión moral: el mal como costumbre. Los otros asesinos en masa (Stalin, Mao) cometieron un mal no sólo numérico, sino ideológico. Disfrazaron sus políticas de represión desalmada con el manto ideológico de una filosofía occidental humanista, el marxismo. La confusión de izquierda, por eso, persiste. En cuanto a Hitler y el nazismo, no caben dudas: dieron rienda suelta a lo demoniaco, a lo que Goethe llamó "Los impulsos oscuros de la historia".

Han muerto, casi en el mismo calendario, dos atroces tiranos: Augusto Pinochet en Chile y Sadam Hussein en Irak. Ambos violaron, asesinaron, encarcelaron, torturaron, pero Pinochet murió en su casa, rodeado de sus familiares, uno que otro cómplice y un cinismo fantasmal. Sadam murió ahorcado, rodeado de la burla macabra de sus verdugos pero dando muestras de una entereza que perseguirá a los autores de algo que puede llamarse linchamiento.

Pinochet evadió una y otra vez a la justicia. Sitiado, encontraba siempre la salida por una puerta falsa. Cínico, saltaba de su silla de ruedas de utilería para reírse de jueces, víctimas y gobernantes. Ignorante pero astuto, sabía sacarle las mangas al bien y al mal: él era el bueno, sus enemigos eran los malos. Los crímenes de Pinochet eran, según él, actos del bien en contra de un mal brumoso llamado "la conspiración comunista internacional".

En verdad, ¿cuál era, entonces, el "bien" que Pinochet consideraba el "mal"? En un brillante artículo, el joven novelista chileno Carlos Franz advierte contra el juego maniqueo jugado por el propio Pinochet: la división tajante del mundo en "Buenos" y "Malos". En su trágica y hermosa novela, El Desierto, Franz le da vida a este conflicto. El bien busca al mal y éste al bien en un movimiento anímico, físico y sociológico que afirma la humanidad de los personajes, sin restarles un átomo de responsabilidad.

¿Humanidad de Pinochet? ¿Humanidad de Hitler? Claro que sí, si de verdad queremos juzgar el tamaño de su mal, no como simple ideología, sino como gravísima traición del ser humano a sus posibilidades. O sea, que Hitler y Pinochet fueron desleales a su propia humanidad: violaron su promesa en la tierra y se vendieron por el plato de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR