Carlos Fuentes / El regreso de Obama

AutorCarlos Fuentes

Los lectores de estas notas de prensa saben que nunca he ocultado mi simpatía por el presidente Barack Obama. Es una rareza política, cierto. Un hombre pragmático con ideas, cultura y cálculo.

Un ejemplo. En 2009, Obama habló en la Universidad de El Cairo y subrayó los principios compartidos por los pueblos de Egipto y los Estados Unidos, principios de justicia y progreso, tolerancia y dignidad humana. Reconoció que estos valores sólo se obtienen con paciencia. Que la democracia es la fe en el derecho de todos a la libertad de pensamiento, la confianza en el derecho y la administración de la justicia. Que los gobiernos no deben robarle a la gente y que la gente debe tener la libertad de vivir como desee. Condenó la supresión de derechos por la autoridad. El poder no se conserva con la coerción, sino con el consentimiento de los gobernados.

Y corresponde a los jóvenes rehacer el mundo.

Esto, dicho en el Egipto de Hosni Mubarak, resuena muy proféticamente, no sólo en Egipto, sino en Túnez, Libia, Yemen y Siria.

Quiero indicar que Barack Obama no habla sólo por el momento -como los malos políticos- sino para el porvenir -como los grandes estadistas-. Lo que dijo en El Cairo lo comprueba. Sus palabras ante el Congreso el pasado día 8 de septiembre también.

En su mensaje al Congreso el pasado 8 de septiembre, Obama concluyó una etapa de la presidencia e inició otra. Inició y retornó. El tono del mensaje es el de una campaña presidencial, prevista para el otoño del 2012. Pero también es el de un gobierno para un pueblo que, dijo el presidente, no puede esperar catorce meses a que se atiendan sus problemas.

Esta postura define a Obama. Electo en 2008 por una mayoría que incluyó a la extrema izquierda de su propio partido, el demócrata, al centro del mismo, a casi todo el centro no partidista y a muchos miembros del ala izquierda del Partido Republicano, Obama culminó la primera parte de su presidencia con la Ley de Salud Pública en un país que, a diferencia de la Europa occidental, carecía de ella. Bastó para que la derecha calificara a Obama de "socialista", a veces de "comunista" y afloraran las más absurdas mentiras sobre su persona: no era norteamericano, nació en África, sus documentos de identidad eran falsos.

La Ley de Salud alertó a la extrema derecha y la organizó en torno al Tea Party, así llamado en recuerdo del acto de la revolución norteamericana que en 1773 arrojó al mar un cargamento de té, en protesta contra los impuestos...

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