Carlos Fuentes / Una elección de hombros anchos

AutorCarlos Fuentes

"La ciudad de los hombros anchos", la llamó el poeta Carl Sandburg. "La ciudad ventosa", la llaman quienes sufren un clima extremoso de crudos inviernos y húmedos veranos. La ciudad cordial donde, dice la canción, "hasta los maridos sacan a sus esposas a bailar". A mí me parece la ciudad más bella y excitante de los Estados Unidos. El mejor jazz. Todas las cocinas del mundo. Los mejores comercios en "La milla magnífica". La mejor arquitectura, desde que la vieja ciudad ganadera fue consumida por el fuego de la lámpara pateada por la vaca de la señora O'leary: de Stanford White en el siglo XIX a Frank Lloyd Wright en el XX a Frank Gehry en el XXI, no hay urbe norteamericana -ni siquiera Nueva York- con tal despliegue de edificios originales, monumentales, acogedores e imponentes a la vez. No hay ciudad con tantas esculturas en las calles: Picasso, Miró, Botero. La Opera de Chicago es la mejor de los EE.UU., el Instituto de Arte es el hogar, nada menos, de La Grande Jatte de Seurat, y ahora, el Parque del Milenio ostenta un pabellón musical de Gehry bajo panoplia de metal, al aire libre, reflejado en el gran huevo-espejo que convierte a la ciudad en reflejo multiplicado y mutante de sí misma.

Estoy en Chicago y no hay, creo, mejor ciudad para celebrar el día electoral del 7 de noviembre. La política de los EE.UU. dio un vuelco espectacular ese día. Un gobierno que en realidad era una junta de conspiradores, fue reprimido severamente por el electorado. La suficiencia arrogante fue castigada. El votante entendió que le engañaban con lemas fáciles y virtudes prestadas: "Los EE.UU. son la última gran esperanza de la libertad humana" (Bush Jr.). "Los EE.UU. se bastan a sí mismos, no requieren de una ilusoria comunidad internacional" (Condoleezza). El desprecio soberano del vicepresidente Cheney a la minoría parlamentaria. La hubris militar incompetente del secretario Rumsfeld. El cínico empleo del miedo y la religión por el estratega electoral Rove. Todo este tinglado se cayó el pasado martes.

Un Bush castigado se presentó el miércoles, humilde y contrito, ante la prensa, tendiendo la mano a la oposición demócrata y solicitando una política bipartidista que él mismo jamás practicó en los últimos seis años.

Rumsfeld fue, tardíamente, cesado. El ala republicana racional de Bush padre volvió por sus fueros en las figuras de James Baker y Brent Scowcroft. El ala religiosa extrema del electorado abandonó a Bush, reclamándole insuficiencia radical e...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR