Carlos Fuentes / Consejo de Seguridad

AutorCarlos Fuentes

"Las Naciones Unidas no fueron creadas para conducirnos al cielo, sino para salvarnos del infierno". Conviene recordar estas palabras del Secretario General de la ONU entre 1953 y 1961, Dag Hammarskjöld, para medir la responsabilidad de la ONU en su conjunto y en particular, la de su único órgano facultado para emitir decisiones de carácter obligatorio, el Consejo de Seguridad.

En octubre de este año, la Asamblea General de la ONU renovará parcialmente la membresía del Consejo de Seguridad. La única candidatura latinoamericana es la de México. Es decir, la elección de nuestro país está asegurada. Sin embargo, hay voces mexicanas que se oponen a la candidatura mexicana a partir de un temor fundamental: el voto de México puede colocarnos en oposición al de los Estados Unidos.

Semejante consideración no ha impedido que Argentina haya sido miembro del Consejo en ocho ocasiones, o Brasil en nueve y, otra vez, en 2009. Cierto que la candidatura brasileña va asociada a una clara intención de ejercer un cierto "liderazgo" latinoamericano, asociado, a su vez, a una posible reforma de la membresía permanente para incluir a la India, Japón, Alemania, África del Sur y, desde luego, al propio Brasil.

La participación de México es ajena a esta pretensión pero su carácter limitado a dos años en el Consejo, potencia una cierta independencia que permite contribuir a la agenda de un mundo que ya no es el de las anteriores participaciones mexicanas en el Consejo: en los albores de la ONU (1946), en 1980-81 y en 2002-03. En esta última fecha, México debió asumir una posición acorde con el derecho internacional y con los intereses nacionales, negando el apoyo a la catastrófica intervención bélica de los EE.UU. en Irak. Junto con México, votaron en contra de la guerra dos miembros permanentes del Consejo, Alemania y Francia y otro miembro latinoamericano, Chile. Cuestionado acerca del voto chileno, el entonces presidente Ricardo Lagos contestó escuetamente que él tomaba las decisiones que correspondían a los intereses de Chile. Los delegados Adolfo Aguilar Zinser (México) y Juan Gabriel Valdés (Chile) actuaron en consecuencia.

Recordemos que el voto sobre Irak ocurrió en un momento de ascenso imperial de la presidencia de George W. Bush, cuando éste se atrevía a declarar que los EE.UU. eran "el único ejemplo del progreso humano", hecho que autorizaba a la Casa Blanca a actuar a su antojo en nombre de la humanidad y Condoleezza Rice ofrecía el siguiente consejo y...

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