Carlos Elizondo Mayer-Serra / El olvido eléctrico

AutorCarlos Elizondo Mayer-Serra

El Pacto por México incluye compromisos menores, como aumentar las becas a los creadores, pero respecto al sector eléctrico no dice nada. ¿Se temió enojar a quienes creen que la CFE es una empresa de clase mundial?

Está lejos de serlo. Le ayudaba la comparación con LyFC, un desastre de clase mundial. Quizás sea una empresa mejor administrada que Pemex, sin embargo, está muy lejos de ser una empresa eficiente. Con el marco regulatorio que tiene no puede serlo.

Los costos de CFE son más altos que los de sus pares privados. Una planta de la CFE similar en casi todo a una privada en Monterrey tiene cuatro veces más empleados. De las 22 plantas de ciclo combinado de gas más eficientes del País, medido por su costo variable, lo cual refleja fundamentalmente la eficiencia en el uso de la energía, sólo dos, la número 16 y la 18 son de CFE, el resto son privadas.

El modelo actual no es financieramente estable, no sólo por los altos costos de CFE, sino también por los altos subsidios a la tarifa doméstica. Una parte del subsidio a los hogares lo pagan los industriales con tarifas dos veces y media más caras que las de sus contrapartes en Estados Unidos.

México es de los pocos países del mundo donde cuesta más comprar al mayoreo la electricidad para fines industriales que al menudeo para fines domésticos. Esto es absurdo. Las empresas son las que generan empleos. Aun subsidiadas, dado el alto costo con que opera la CFE, las tarifas residenciales promedio son mayores al promedio en Estados Unidos, donde no hay subsidio. La otra parte de los subsidios los absorbe tanto la CFE, cuyo patrimonio se ha ido deteriorando para enfrentar ese costo, como los mexicanos, los dueños de la empresa. La Secretaría de Hacienda no recibe un centavo de dividendos de CFE.

Para promover la competitividad en la economía mexicana hay que tener subsidios eléctricos focalizados en los sectores más pobres de la población y abrir el sector a la inversión privada. A diferencia de los hidrocarburos, no estamos hablando de un recurso natural propiedad de los mexicanos que debemos asegurar que se explote óptimamente.

La reforma constitucional requiere más goma de borrar que pluma. Simplemente hay que tachar la palabra "electricidad" en el Artículo 28 constitucional cuando se definen las actividades estratégicas, y sustituirla por "control del despacho de la red"...

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