El Cardenal que ora por el poder

AutorYaotzin Botello

EL NORTE / ESPECIAL

BERLÍN.- En su lista de las 100 personas más influyentes, la revista estadounidense Time puso al Cardenal alemán Joseph Ratzinger, de 78 años, al lado del Presidente estadounidense, George W. Bush, y del cantante de hip-hop Jay-Z como líderes morales del mundo.

No podría ser para menos cuando fungió como Prefecto de la Congregación de la Fe y ahora como Decano del Colegio de Cardenales, además de haber presidido la misa en el funeral de Juan Pablo II.

Pero lo que tiene a Ratzinger en el ojo del huracán es que la forma en que él está manipulando los medios tal como lo hizo Juan Pablo II: después del funeral del Papa ordenó a los Cardenales no hablar con la prensa para evitar especulaciones sobre quién será el nuevo al frente del Vaticano, pero él se permitió publicar este miércoles 13 de abril su nuevo libro, "Los valores en tiempos de cambio", donde describe su forma de pensar y se acentúa como un continuador del dogma conservador.

Joseph Ratzinger es uno de los pocos líderes religiosos con vida y en activo que participó en el Concilio Vaticano II, donde se mostró el alma progresista de quienes querían reformar la Iglesia.

Hijo de un policía

Nació como hijo de un policía, el 16 de abril de 1927, en la ciudad Marktl am Inn. Empezó a ser educado durante los tiempos del poder de la retórica de los nazis y, durante la Segunda Guerra Mundial, desertó del Ejército y fue enviado a un campo de prisioneros de guerra que poco tiempo después fue libertado por los aliados.

Su hermano mayor Georg sería más tarde director de la orquesta de la Catedral de Regensburg y Joseph empezaría a involucrarse con la religión. Estudió en 1951 Filosofía y Teología Católica y al término de su carrera fue consagrado como sacerdote.

El mismo año, Ratzinger fue docente en la Universidad de Munich y ocho años más tarde empezó a trabajar como profesor de Dogmática en las universidades de Bonn, Münster, Tubinga y Regensburg.

El Cardenal de Colonia, Josef Frings, lo nombró para la Comisión de Expertos del Concilio Vaticano II, donde se volvió rápidamente Teólogo del Concilio. En 1977 fue Arzobispo de Munich y poco tiempo después Cardenal; en 1981, Juan Pablo II lo nombró Prefecto de la Congregación de la Fe.

El ascenso de Ratzinger en el escalafón de la Iglesia es visto por los medios alemanes como una forma de vender su alma al poder, apareciendo como el gran represor de los teólogos que no están de acuerdo con el Vaticano y negando el sacerdocio...

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