Cárceles: mina para todos

Un mal necesario. Así califican el servicio de "paquetería" y guardarropa que prestan algunas personas en las afueras de las cárceles capitalinas, quienes por una módica cantidad cuidan todo tipo de objetos o alquilan prendas de vestir.

"A cinco pesos la ficha para que me dejen sus paquetes, ya que si es más grande entonces le cobro un poquito más", así establece sus tarifas Sara Jiménez, quien en compañía de su esposo e hijas se dedican a cuidar las pertenencias que no les permiten pasar a los penales a quienes acuden a la visita.

Quienes utilizan estos servicios reconocen que es difícil confiar en un lugar donde la desconfianza y el abuso es lo que prevalece, pero es la única opción para dejar encargado lo que no les es permitido pasar y que ya ni modo, ya traen consigo.

"Trato de no traer cosas que de antemano sé que no van a pasar, y cuando no me queda de otra pues dejo encargado lo que traiga de más", indicó Josefina Suárez, madre de un interno del Reclusorio Norte.

Para el servicio de guardaobjetos se sigue un mecanismo: se meten las pertenencias de una persona en una bolsa de plástico marcada con un número; hay quienes ya tienen elaboradas unas fichitas de cartón para ubicar los objetos, a manera de contraseña, y hay incluso quienes anotan en una libreta las pertenencias y el nombre del propietario, el cual se tacha una vez recogida la mercancía.

"Lo difícil de esto es dar los paquetes a su verdadero dueño, nunca falta el vivales que se quiere llevar uno que no es el suyo, pocas veces pero sí ha ocurrido", indicó doña Mariquita, como es conocida por sus clientes.

El alquiler de ropa y calzado permitido para ingresar a los reclusorios es otro socorrido negocio en las explanadas de los penales capitalinos.

No hay vestidores en la calle, es suficiente con que les hagan "casita" a quienes recurren a esta práctica para poder tener acceso a la visita. El costo de la renta de las prendas varía dependiendo de la calidad de la ropa, aunque la tarifa mínima es de 5 pesos y la máxima de 10.

Además de la ropa, los marchantes también alquilan calzado, ya que no es permitido el ingreso al penal con botas, zapatos de plataformas ni tenis.

"Muchas veces se supone que son cosas permitidas, pero si el personal de aduanas a su parecer decide que eso no está en el reglamento, sencillamente no...

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