CAPITANES

Algas voladoras

Se supone que estamos a punto de convertirnos en una potencia productora de biocombustibles para aviones, y aquí en México ni enterados estamos.

Quienes convertirán a los mexicanos en grandes proveedores del sector son los muchachos de OriginOil, una empresa de Los Ángeles, encabezada por Riggs Eckelberry.

Ésta presume que el Gobierno mexicano la contrató indirectamente para trabajar en un proyecto que derivará en la producción de combustible a partir de algas marinas.

El campo de acción inicial estará cerca de Ensenada y en un plazo de 5 años debe producir el 1 por ciento del consumo nacional del combustible que consumen las aeronaves que cargan en el País. Cinco años después, esa cantidad debe elevarse al 20 por ciento del total.

OriginOil llama a este proyecto "Mexican Manhattan Project".

Lo hace en aparente alusión al enorme plan que se armó para diseñar la primera bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial.

La firma californiana difundió esta semana que entre ésta y el Gobierno están, primero, el diseñador del proyecto, una empresa de nombre Genesis Ventures of Ensenada, por la que responde Eduardo Durazo Watanabe.

Segundo, el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), a cargo de Federico Graef Ziehl, que es un centro de investigación gubernamental nacido en 1973.

Ambos fueron fondeados por el Conacyt con los recursos que harán viable el proyecto, según OriginOil, que no detalla cantidades.

En OriginOil, la chamba se la encargaron directamente a José Sánchez, vicepresidente de Crecimiento y Producción.

Si en Ensenada le sale tan bien la jugada como en un proyecto previo en Australia, podrá replicarlo en cuanta costa nacional pueda.

Alma en pena

Usted ya ni se ha de acordar, pero hace poco existió una aerolínea llamada ALMA, Aerolíneas Mesoamericanas.

La echó a volar Carlos Peralta Quintero en junio de 2005.

Pero 3 años después se fue derechito a la quiebra, agobiada por la crisis de finales de 2008.

El asunto estuvo vegetando más de dos años en el Juzgado Tercero de Distrito en Materia Civil.

Si bien la quiebra fue declarada en sentencia del 20 de marzo de 2009, al síndico Dionisio de Velasco le costó un trabajo endemoniado meterse a la contabilidad de ALMA para informar a la juez quiénes podían ser reconocidos como acreedores.

Cuando De Velasco llegó a las oficinas de ALMA en Guadalajara, se encontró con un tiradero de papeles y muebles, todo en total descuido y abandono.

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