Capital Intelectual / Conocer y decidir (III)
| Autor | Daniel Ochoa García |
III de VI
Una creencia es la convicción que se tiene sobre hechos o cosas. Y las hay de todo tipo, por ejemplo como Las Cabañuelas, una creencia basada en un cálculo o suposición por el cual se pueden predecir las condiciones atmosféricas que van a prevalecer durante todo un mes del año, basándose en las variaciones climáticas en los 24 primeros días del mes de agosto (del año anterior).
De acuerdo a las llamadas Cabañuelas "a ratáculas", el clima del mes de agosto se puede conocer de acuerdo a las condiciones atmosféricas que tuvimos el 29 de diciembre pasado.
Las personas que creen en esto lo fundamentan en una frase que dice "más sabe el pueblo que los sabios", afirmando que esta creencia está basada en siglos de observación de personas que viven en, de y para el campo.
A lo mejor todavía hay personas que creen en las Cabañuelas, pero estoy seguro que en el mundo "occidentalizado" la gente (aún la del campo) le cree más al Weather Channel.
Por cierto, ahora las personas que presentan el pronostico del clima por televisión en Monterrey son jóvenes mujeres y visten ropa que les favorece a sus cuerpos. ¿Será para que les crean más?
Regresando al tema de las creencias, decía Ortega y Gasset que las ideas se tienen, pero en las creencias se está. O como diría Mariano Solía: "nosotros tenemos a las ideas, pero las creencias nos tienen a nosotros".
Y es que las creencias "son los que son" por dos fuertes razones: la primera es que estamos seguros de ellas, y de su verdad, aunque no sepamos exactamente, ni entendamos las razones que las hacen verdaderas. La otra particularidad de las creencias es que en la mayoría de los casos son inconscientes. Porque las creencias son como el suelo que usted y yo pisamos, sobre el cual nos apoyamos y desplazamos, no nos damos cuenta de él, hasta que encontramos un tropiezo.
Lo mismo sucede con las creencias, cobramos conciencia de ellas cuando sufrimos un tropiezo en la vida (o cuando simplemente sufrimos), y entonces nos atraviesa por la mente la posibilidad de que alguna de nuestras creencias no sea tan válida como pensábamos antes del tropiezo. ¿Acaso no lo le ha sucedido a usted o a alguien cercano? Estos momentos son cruciales en la vida de una persona, es como si el piso sobre el que caminamos cambiara súbitamente sus propiedades, imagine que tuviera la textura de la gelatina. ¿Cómo se sentiría?
Bueno, más o menos es así la sensación que se tiene cuando las creencias se tambalean, no sabe uno ni de qué...
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