Capital cervecera
| Autor | Inder Bugarin |
Corresponsal
BRUJAS, Bélgica.- Este país podrá estar políticamente dividida entre flamencos y valones, pero cuando de cerveza se trata el reinado está unido.
"Actualmente hay una enorme crisis política en Bélgica, la gente de habla francesa y los de habla neerlandesa viven una guerra que tiene al país sin gobierno por falta de acuerdo.
"Sin embargo, la gran diferencia es que en la escena de la cerveza no importa de donde seas, todos son amigos", dice Marc Vandepitte, presidente de la agrupación de catadores de Brujas (BAB) y representante de la confederación nacional Zythos.
Asegura que un reflejo de la hermandad es que cuando un cervecero de Flandes tiene problemas, el de Valonia lo asiste, y viceversa.
Y es que el culto a esta bebida no tiene límites en la pequeña nación de sólo 10 millones de personas y que registra un consumo promedio anual de 89 litros por persona.
"Bélgica es la capital mundial de la cerveza porque tenemos una variedad única y porque hay todavía pequeños cerveceros que trabajan por amor y no por ambiciones comerciales.
"Además forma parte de nuestra vida diaria y desde niños aprendemos a tomarla", sostiene Marleen Rycrebusch de la cervecería Brugse Zot.
En el país hay 115 cervecerías, pero es en el número de tipos en donde existe consenso. La Federación Nacional de Cerveceros habla de 400 tipos, mientras que los coleccionistas tienen registradas 815 etiquetas.
Aunque de sumarse las bebidas de productores amateurs y las de temporada, el número podría ascender a mil 500, según el veterano catador Tom Allewaert, quien fabrica su propio líquido espumoso de nombre Erasmus.
"Lo más maravilloso de Bélgica es su enorme diversidad de sabores, desde amargas, neutrales, intensas y dulces, hasta oscuras, ámbar, blancas y rubias", comenta el experto en una conversación celebrada en su "beer-blioteca" Como parte de esta intensa búsqueda por la bebida más original, hay elaboradas con extractos de cereza, manzana, pera, plátano, chocolate, ajo, pimienta, cilantro, entre muchos otros ingredientes.
"La tendencia mundial es hacia lo dulce, pero esta evolución no es precisamente lo que gusta a los auténticos amantes de la cerveza, porque pensamos que el único fruto que puede ser compatible es la cereza, nada más", indica Allewaert.
Toda una manía
Pero la pasión de los belgas va más allá del líquido, como lo demuestra la existencia de una enorme variedad de asociaciones para coleccionistas especializados en vasos, etiquetas, corcholatas...
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