El canto del cisne

AutorJosé María Lozano
Páginas43-65
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EL CANTO DEL CISNE1
eñores diputados: No me hago ilusiones, ya han caído dos
cabezas; ya se han desconocido dos credenciales. Las mino-
rías, que antes, apretadas, eran una mayoría, se han disgregado
como granada en explosión. Sé de antemano que correremos
igual suerte que los anteriores; ya nos señaló ayer y hoy el dedo
de fuego de Robespierre-Cabrera.2 (Aplausos, siseos, bravos.)
Así, pues, no es la más leve esperanza de victoria la que me
trae otra vez a la lucha, sino la solemnidad del momento, lo
augusto de la hora.
1 Debate del 13 de septiembre de 1912. Don Justo Sierra había muerto y la Cáma-
ra de Diputados estaba atribulada con la noticia. En ese mismo día, la Comisión
dictaminaba en contra de Manuel J. Sierra y reconocía a Carlos B. Zetina como
diputado por el 10º distrito electoral del Distrito Federal. Lozano defendería su
caso. Esto desató un enfrentamiento entre Lozano y Cabrera, convirtiéndose
en uno de los duelos más célebres en la historia del Parlamento mexicano.
2 Luis Vicente Cabrera Lobato (1876-1954). Abogado, político, diplomático y
escritor. Como periodista, fue un convencido antirreeleccionista. Fue cola-
borador en el Partido Democrático, Diario del Hogar, El Dictamen, La Patria y El
Colmillo Público. Fue electo diputado por el Distrito Federal, en la XXVI Le-
gislatura. Redactó las adiciones al Plan de Guadalupe, y fue autor de la Ley
Agraria del 6 de enero de 1915. Fue diputado federal en la XXVII Legisla-
tura. Nombrado por Carranza, fue secretario de Hacienda, de abril de 1919
a mayo de 1920.
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EN LA TRIBUNA PARLAMENTARIA (1911-1913)
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Don Serapio Rendón,3 distinguido orador, sutilísimo dialéc-
tico, retrocedió en el camino primitivo y se dijo: “¿Será bueno
discutir la credencial de Manuel Sierra4 en este momento, o sus-
penderla, como lo pensé por breves segundos?”. Pero se me ha
dicho, con visos de certidumbre, que el objeto de suspender la dis-
cusión de la credencial de Sierra, era venir en seguida a la discu-
sión de mi credencial; se han cumplido las observaciones, no
proféticas, sino de Sancho Panza, que yo tuve ayer: que hoy las
galerías en su mayor parte nos serían hostiles. (Aplausos.) Sin em-
bargo, y probablemente, se discutirá la credencial Sierra, porque
así lo quiso ya el señor Rendón, y hoy sí nos constituiremos en
sesión permanente, como el día en que fueron enjuiciados los de
la Gironda; hoy sí, frente a los minorías escasas en las tribunas, y
sólo ante una escasa opinión pública, representada por los moder-
nos cerveceros de Santerre, hoy sí se nos va a juzgar. (Aplausos.)
Y acepto el combate, y voy a contestar al señor Cabrera
una a una de sus conclusiones fi losas de esta mañana. Lo hago
en digresión forzosa, porque mi palabra de escaso prestigio
tiene en estos momentos todo el calor de la maledicencia.
Señores: el señor Cabrera enristró el día de ayer su lanza
de Omar contra el Partido Católico. Él, con una intransigencia
3 Serapio Rendón Alcocer (1867-1913). Abogado y político. Se afi lió al Partido
Constitucional Progresista. Fue diputado federal por el distrito de Mérida,
Yucatán, en la XXVI Legislatura. Junto con Belisario Domínguez condenó
el asesinato de Madero y Pino Suárez; por instrucciones de Huerta fue
asesinado el 22 de agosto de 1913.
4 Manuel José Sierra Mayora (1882-1970). Jurisconsulto y diplomático. Hijo
de Justo Sierra Méndez. Por treinta años impartió la cátedra de Derecho
Internacional en la UNAM. En diversas etapas ocupó en la Secretaría de Re-
laciones Exteriores los puestos de jefe de prensa; jefe de los departamentos
Consular, Diplomático y de Publicaciones; ofi cial mayor, entre otros.

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