Como los cangrejos

AutorHéctor Quispe

No sólo le falló el Tri de Manuel Lapuente -con su auxiliar Gustavo Vargas- al Presidente Ernesto Zedillo, quien días atrás exigió al seleccionador nacional: "Manolo, tenemos que estar en los Juegos Olímpicos..:". Tampoco le ha cumplido a su paso vertical.

El "fracaso" de la Selección Mexicana, eliminada del preolímpico rumbo a Sydney, como la pérdida de la única opción azteca que quedaba para competir en una disciplina colectiva en la magna justa, no ha comprobado sino una marcha de cangrejo.

Fallaron los Sub-23 a la ofensiva ante sus verdugos hondureños, pero el recuento menciona también el "yerro" de otros factores que dan un resultado más categórico: En los primeros cuatro meses del 2000, el futbol mexicano a nivel de Selección ha perdido más que en los siete años anteriores, donde marcó su hit de desarrollo internacional.

Focos rojos cuando siguen las eliminatorias para el Mundial Japón-Corea 2002 que arrancan en julio.

El contraste súbito

No hay más supremacía de la Copa de Oro, cuando tras la reciente edición donde el Tri buscaba el cuarto título al hilo cayó en Cuartos de Final ante Canadá; también perdió su corona en la Copa Carlsberg, antes de la oportunidad de asistir a la Olimpiada.

El crecimiento azteca en el palmarés mundial llegó con la asistencia a la Copa América de Ecuador 93, donde obtuvo el subcampeonato.

A partir de entonces, México conquistó dos terceros lugares en esa competición, más las tres Copas de Oro, tres USA y el primer cetro oficial de la Confederaciones 99, además del carismático desempeño en el Mundial de Francia 98.

Tras los tropiezos de la primera gira del 2000, en las Copas Carlsberg y de Oro, Lapuente reconoció que a pesar de la posible equivocación de plagar de juventud todas sus convocatorias, seguiría haciéndolo con miras a la eliminatoria olímpica.

La partida de Burillo

Algo desencajó con la partida de Alejandro Burillo de la toma de decisiones en el Grupo Televisa, lo que le apartó también de su máxima pasión, como la "bujía diplomática" del futbol nacional de pantalón largo. Desde entonces ha faltado un mediador eficaz entre Lapuente y la dirigencia de la FMF.

En la estancia de Burillo, hasta diciembre de 1999, no se suscitó ningún problema, por grave que fuera, que no recibiera solución inmediata; pero desde su salida, las diferencias entre Lapuente y el alto mando de la FMF no han encontrado fin.

La enrarecida relación ha hecho eco en el campo de juego y pasado factura en forma de lamentables...

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