Los campeones se van a volar

MÉXICO, D.F., mayo 17 (EL UNIVERSAL).- Silencio. El Estadio Azteca enmudece. La tristeza agobia al americanismo. En el último suspiro, cuando más duele, el Pachuca clava el gol que más lastima a las Águilas, desde el manchón de penalti. Darío Cvitanich hace el 3-3 en tiempo de compensación.

Germán Cano remata con el cuarto del Pachuca, que deja el global 7-5 a favor de los hidalguenses. Muere el sueño del bicampeonato en Coapa. El fracaso liguero se concreta en la frente de Gustavo Matosas.

Las Águilas se le van encima a Roberto García Orozco, quien decreta la pena máxima que liquida al monarca. La frustración invade a los azulcremas. Pablo Aguilar metió la mano y el silbante no perdonó a los cremas. Caída que deja sin premio la inversión de 25 millones de dólares que hicieron en Coapa para mantener el cetro.

Pachuca vuelve a aprovechar la somnolencia azulcrema en la primera mitad. Crea vértigo, y confunde al América con su variedad de velocistas jóvenes que son atrevidos e intrépidos. Ninguno de la defensa de las Águilas resulta capaz de tomarles la distancia y el sufrimiento en el Azteca se nota. El duelo es una calca de la ida.

El pesar emplumado aumenta cuando Cristian Penillla hace el primero para los Tuzos.

Minuto 5 y los hidalguenses obligan a que los locales tengan que hacer dos para lograr la remontada. Golpeados, los azulcremas buscan explicaciones y los reproches comienzan.

Pachuca abruma, tiene para incrementar la ventaja y golear, máxime cuando Paolo Goltz, con una entrada “barriobajera” sobre Hirving Lozano deja al América con 10 elementos.

El perdón albiazul permite la resurrección de los de Coapa. Las Águilas juegan con la fe de la remontada. Se creen capaces de venir de atrás como lo hicieron en la “Concachampions” ante Herediano e Impact para alzar el título regional. Los Tuzos consienten con indolencia hasta que el gol del empate lo marca Oribe Peralta con una chilena en la recta final del primer tiempo.

En ese momento, el Estadio Azteca canta, se vuelve una caldera al ritmo del cánticoVamos, Vamos América. La segunda mitad aparece como un Ave impetuosa, que encuentra la recompensa a su temple con un remate de Pablo Aguilar que se anida...

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