Campeones de fórmulas distintas

AutorJosé Antonio Cortés y Sandra Becerril

Hace 45 años un argentino puso el listón muy alto a todo aquel que se atreviera a decirse campeón en la Fórmula Uno.

Juan Manuel Fangio, "El Chueco" de Balcarce acaba de ser alcanzado en el olimpo del automovilismo por el alemán Michael Schumacher, pero aunque la marca es la misma, cinco títulos de F1, las circunstancias son muy distintas.

Fangio y Schumacher se parecen en su dominio, en su gusto por el futbol, en su estrategia casi perfecta. Ambos provienen de hogares sin lujos y son los únicos monarcas de la Fórmula Uno para su país.

Pero son distintos, porque Schumacher se ha formado una reputación de piloto duro, mientras que Fangio era conocido como el "Maestro", un caballero y quien lo conoció decía que su estatura como conductor era opacada por su don de gente.

En el comentado episodio en el que Fangio fue secuestrado en Cuba por guerrilleros del Movimiento 26 de julio, demostró su calidad humana, cuando al ser amagado por sus captores defendió a su discípulo, Stirling Moss.

"Con gusto me voy con ustedes, pero a mi amigo déjenlo ir, su esposa está embaraza y se puede preocupar", dijo el primer pentacampeón.

El dinero es otra variante importante. Schumacher gana casi 50 millones de dólares al año como sueldo en Ferrari, mientras que Fangio firmó en blanco su primer cheque para competir por Alfa Romeo en 1950, "yo lo quiero es correr, pónganle la cifra que quieran".

Del taxi prestado a Europa

Hijo de un albañil de Balcarce, Argentina, Juan Manuel Fangio llegó a la Fórmula Uno con lo único que se necesitaba en 1950 para hacerlo: talento.

Empezó como ayudante en un taller a los 10 años y a los 13 ya era aprendiz de mecánico.

En 1936 corrió solo en un taxi Ford que le prestaron. Ahí surgió el milagro en la gente de Balcarce. Al verlo tan entusiasta en 1939, el pueblo se cooperó y le compró un Chevrolet coupé TC de seis cilindros. Fangio siempre conservó esa lista de 240 personas que encabezaban los 500 pesos de Hortensio Miguens hasta los 60 centavos del Félix Rocco.

La madre de todas las carreras

Nurburgring 1957, es quizá el día en que se corrió la mejor carrera de que se tenga memoria, en el circuito de 22.8 kilómetros.

Algunos pilotos planeaban correr las 22 vueltas sin detenerse, Fangio empezó con una carga ligera de gasolina, pues quería sacar una buena ventaja, y luego, a media carrera, repostar y cambiar neumáticos.

En las primeras 11 vueltas, rompió 6 veces la marca de velocidad por vuelta y sacó una ventaja de 28 segundos. Pero...

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