Por el camino Francés

AutorRicardo Diazmuñoz y Maryell Ortiz de Zárate

Fotos: Ricardo Diazmuñoz

"El viaje a Santiago es la más maravillosa peregrinación que un cristiano haya podido hacer antes de su muerte"

Dante Alighieri

Nunca tuvimos tan claro el significado de nuestra peregrinación a Santiago de Compostela hasta que cruzamos el Puente de España, sobre el río Nive, en Saint Jean Pied de Port (Francia), e iniciamos el ascenso por los Pirineos Navarros avanzando por un Camino que concluiría después de mil 303 kilómetros de caminata (con desvíos), pues habíamos decidido andar los dos ramales del Camino Francés. En ambas andanzas llegamos a Puente la Reina para continuar hasta Finisterre (Fisterra).

La mayoría de los peregrinos salen de Roncesvalles y terminan su peregrinación en Compostela (751.5 kilómetros según la última medición, del 2001; algunas guías marcan 723, otras 684). Nosotros quisimos ir más allá, hasta la Costa de la Muerte, así lo exigieron nuestra necesidad interior y nuestra voz ancestral.

Al salir de Saint-Jean Pied de Port llovía. Cubiertos con chubasqueros y portando paraguas nos adentramos en la bruma de la montaña. En ese momento comprendimos que abandonábamos el tiempo y el espacio profanos para internarnos en un tiempo y espacio sagrados.

Nos esperaban, como a todo peregrino, montañas, senderos abruptos, templos, ermitas, monasterios, páramos, castillos, larguísimas estepas, bosques, ascensos y descensos tortuosos, pueblos abandonados; sepulcros de reyes y reinas, de infantes y santos; relatos de milagros, de anacoretas y brujas; arte sacro: esculturas, pinturas, murales, objetos suntuarios.

Asimismo, nos esperaban puentes medievales, nevadas, días tórridos, noches frías, lluvias pertinaces y lluvias de estrellas, ríos, embalses, el encuentro con peregrinas y peregrinos de distintas edades y diferentes nacionalidades; en fin, el diálogo con lo divino y lo humano, con las fuerzas estelares y telúricas y el diálogo con nuestro ser más profundo bajo el antiguo Camino de las Estrellas.

Al llegar a Roncesvalles nos encontramos, en el conjunto monumental de la Real Colegiata de Santa María, con 23 peregrinos durante la ceremonia que todos los días se celebra a las 20:00 horas para bendecir a quienes emprenden, desde aquí, el Camino de Santiago.

Antes de reiniciar la andanza recorrimos, al día siguiente, la Colegiata, el templo de Santiago y la capilla del Sancti Spiritus (siglo 12), el recinto más antiguo del lugar y primera capilla funeraria en este tramo abundante en alusiones a la muerte, por lo que el trayecto de Roncesvalles a Puente la Reina es llamado el Camino de la Muerte. Al tramo de Jaca a Puente la Reina se le nombra el Camino de la Vida por ser determinante en el Camino Iniciático.

Recintos sagrados con mensajes simbólicos

Todo ámbito en el Camino de las Estrellas le habla al espíritu. Como no es posible en este reducido espacio mencionarlos todos, sugeriremos algunos de los más significativos.

Si el peregrino parte de Somport, son imprescindibles la ermita de San Adrián de Sasabe (tercer recinto que alojó al Santo Grial, según la leyenda), San Pedro de Siresa (segunda en custodiar el Vaso Sagrado), la catedral de Jaca (su crismón de ocho brazos es el primero de los grandes mensajes iniciáticos), el Monasterio de San Juan de la Peña (edificado dentro de una mole rocosa que le sirve de techo; aquí también estuvo, siempre según la leyenda, el Santo Cáliz), el Monasterio de San Salvador de Leyre, el templo de Santa María la Real en Sangüesa (aterra y maravilla su lenguaje pétreo), la ermita templaria de San Adrián de Vadoluengo (abunda en marcas de canteros), el templo de Yesa (primer espacio que recibió al Santo Grial) y la ermita templaria de Eunate (su falta de simetría, intencionada, parece concebida en función de un tiempo cósmico y telúrico).

Si inicia la caminata en Roncesvalles, son inevitables el templo de San Cernín y el claustro gótico de la catedral en Pamplona. En el Camino Unitario es preciso conocer los templos del Crucifijo y de Santiago en Puente la Reina; los recintos del Santo Sepulcro, San Pedro la Rúa y San Miguel en Estella; el solar templario del Santo Sepulcro en Torres del Río y la Catedral del Salvador en Santo Domingo de la Calzada.

En el templo del Monasterio de San Juan de Ortega se produce un fenómeno extraordinario dos días antes y dos días después de ambos equinoccios a las cinco de la tarde y por espacio de 7 a 8...

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