Caminando sobre el arcoíris / La marcha marchó

La Marcha del Orgullo marchó y regresó a sus orígenes: La Sociedad Civil.

Esa sociedad organizada, autónoma, apartidista y sin compromisos gubernamentales.

Me invitaron. Marcharíamos 41 de Los Leones de Chapultepec sobre Reforma, hasta el embardado Hemiciclo a Juárez, realizando enfrente nuestro acto simbólico, como lo hicimos durante más de 20 años.

Aunque mi condición de salud no me lo permitía, ¡moría por ir a marchar! Volvería a ver a mis amigos-maestros, luchadores incansables, que no llamo "activistas", término tan desgastado, que ha perdido su valor.

Al marchar: respetar semáforos y sana distancia, usar cubrebocas y caretas transparentes, levantar carteles y gritar nuestras consignas, esas que nunca pasan de moda, ya saben: "¡No que no, si que si, ya volvimos a salir!", "¡No hay libertad política si no hay libertad sexual!", "¡Ni el Estado, ni la Iglesia: En mi cama mando yo!", "¡Lesbianas y Homosexuales, estamos en todas partes!", si, de esas.

Estábamos plenamente convencidos de que con esta acción rescataríamos del gobierno de la Ciudad de México el evento más importe del sector LGBT nacional y local, para regresarlo a las manos del activismo. ¿En verdad no entienden que la Marcha debe ser un movimiento social...

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