El cambio de narrativa: ¿principal logro del Obradorismo?

AutorCarlos A. Pérez Ricart

¿Ha logrado el gobierno de López Obrador realizar las posibilidades históricas que estaban latentes la noche del primero de julio de 2018?; ¿hemos presenciado un rompimiento con el pasado, la redención de las luchas de generaciones anteriores, la inauguración del futuro?; o, en cambio, ¿estamos atestiguando una enorme traición, un regreso de lo reprimido, una radicalización de las mismas dinámicas funestas que llevaron a millones de personas a buscar un cambio, a suspender el fatalismo y cantar en lugar de llorar?

A responder esas preguntas nos convocó Nicolás Medina Mora en un foro celebrado en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara hace apenas unos días.

No tengo respuestas definitivas a las interrogantes. Diría, más bien, a modo de preámbulo, que, en muchos aspectos -muchos-, el país se ha transformado para bien; en otros, el país se ha transformado para mal y, en algunos más, quizás en los que hay que poner más atención, México navega en un proceso transformador hacia un rumbo todavía ambivalente. Más allá de posicionarme en los naturales ejes de la discusión entre obradoristas y no obradoristas, me interesa dilucidar precisamente aquellos aspectos que la polarización política ha renunciado a explicar.

  1. En muchos aspectos, más de los que me gustaría admitir, el gobierno del presidente López Obrador no entregará buenos resultados al terminar su sexenio. Más allá de algunos ejemplos puntuales, es difícil encontrar métricas que puedan presumirse con holgura. ¿Dónde están las causas de este -llamémoslo así- fracaso?

    En primer lugar, en una pandemia de la que se olvidan la mayor parte de los análisis críticos al gobierno. Es muy difícil, casi imposible, hacer un balance comparado de esta administración. No irían tan lejos para afirmar que la pandemia eliminó cualquier ejecución posible del plan presidencial, pero sí estrechó el margen de maniobra. (Y hay que admitir que lejos de pretender llevar a cabo el proyecto a toda costa con base en un endeudamiento irresponsable, el presidente optó por la prudencia fiscal). La pandemia es, también, la razón obvia -aunque no suficiente- por la cual no se promovió una reforma fiscal progresista, uno de los varios reproches que acertadamente se hacen al gobierno.

    No todo es resultado de la pandemia, por supuesto. Es innegable que la austeridad mal entendida, la falta de experiencia de muchos cuadros y el desinterés por la técnica, generó políticas públicas deficientes en su planeación y...

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