A calzón quitado / ¡Hasta las lágrimas!

Muchos de mis fans saben que soy bailarina cuando no estoy grabando, cuando estoy aquí en Guadalajara, y en la pista una conoce a mucha gente. Hoy les voy a contar una historia de un cliente con el que pasé de todo.

Cierta noche estando en el table, a eso de las 2:30 de la madrugada, se apareció un chico y me acuerdo que varias compañeras me empezaron a decir "ay, ese cliente es muy payaso, nunca quiere a nadie, como es gringo...".

A mí la verdad me da mucha pena llegar a las mesas porque siento que me van a rechazar y me esperé. Llegó una chava con él, la aceptó y luego me mandó a hablar.

Efectivamente era estadounidense y hablaba muy poquito español, entonces empezamos a platicar y recuerdo que me invitó puras botellitas chiquitas de Möet.

Estábamos muy a gusto platicando, bailando, haciéndonos cariñitos y después me dijo que invitara a otra amiga. Yo le hablé a mi novia Giselle y al poco tiempo estábamos haciendo mucho desmadre, pero llegó un momento en el que el chavo, literal, ya nada más se enfocó en mí.

Ya eran como las 5 de la mañana y en eso me dijo:

- ¿Nos vamos a mi departamento?

- No mi amor, no hago salidas, no me gusta porque realmente me da miedo, no sé qué pueda pasar.

- Ándale, vamos, el gerente me conoce.

- Déjame preguntar, a ver si me animo, mientras me invitas otra botellita...

Me empiné una más de champaña y lo investigué. Resulta que sí era buen chico, estaba estudiando enfermería y todo. Pagó la salida y nos fuimos a su departamento, cerca de Avenida Terranova, aunque la verdad todo empezó desde el taxi.

Íbamos en el carro muy cariñosos, que los besitos, que la caricia y abrazados. Llegamos al departamento, abrió la puerta y nos quedamos en la sala.

Me dio besos en el cuello y en la espalda, me hacía...

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