¡Qué calor!

AutorElizabeth García

Fotos: Denisse Pohls

LAS PLAYAS Revolcadero y Princess hicieron honor a su nombre y albergaron unas revolcadas dignas de la realeza calenturienta.

Esposos a sus esposas, novios a sus novios y amasios a sus amasias soltaron manos y lenguas fuera y dentro del mar.

Desde los que se agarraban la manita y se decían cosas lindas al oído.

O las parejitas que tomadas de la mano caminaban sobre la playa y hasta los que amorosamente cuidaban a sus ballenitas y foquitas dentro del mar, para que la ola no se las fuera a llevar.

Pero quien se llevó las palmas a la creatividad fue un joven que empezó a bailar reggaetón de manera muy sensual con su novia, después bajó sus manos y -tal vez porque ella se había portado muy mal- empezó a nalguearla.

Lejos de entristecerse o enojarse, la chica se arrimaba más a él para sentir la emoción.

Otros más precavidos decidieron meterse despacito, poco a poco se introducían y cuando sintieron que ya estaban hasta adentro y no podían aguantarse, comenzaron a besar a sus chicas ahí donde las olas del mar podían ocultar sus muestras de amor.

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Yo que no sabía dónde echar mi camarón... ¡y que aparecen estas tostaditas!

CANCIÓN DE CUNA

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