La Calle Diario de un Espectador/ Scherezada

Ayer empezamos a acercarnos a Las mil y una noches, el relato mágico con que el una mujer inteligente y bella salvó su vida, y curó de sus neurosis a un marido cornudo. El rey Shariar, enojado consigo mismo, con el mundo y con su mujer porque lo engañó entregándose a los brazos de un esclavo negro, decidió que cada noche tomaría una nueva esposa, a la que mataría enseguida.

"Y no dejó de hacerlo así por espacio de tres años seguidos, hasta que al fin empezó a clamar la gente y a huir de la ciudad llevándose a sus hijas, hasta no quedar allí mocita alguna". Por lo cual, Schariar "ordenó a su visir le buscase una muchacha que fuese doncella y se la llevase para hacer según su costumbre con ella.

"Salió, pues el visir y buscó, pero ninguna mocita encontró y se volvió a su casa, airado y temeroso por su alma, a causa de su soberano.

"Pero tenía el visir dos hijas dotadas de belleza y hermosura y gentileza y garbo y de cuerpos bien formados". La mayor se llamaba Scherezada y la menor, Dunyasad. "Y había la mayor leído libros e historias y vidas de reyes antiguos y noticias de pueblos pretéritos. Mil libros dicen que reuniera de los libros de historias, de los libros relacionados con pueblos antiguos y los reyes pasados y los poetas afamados".

Con esa sabiduría, no le fue difícil identificar a Scherezada el pesar de su padre:

"¿Por qué te veo cambiado y de pena y pesadumbre cargado? He aquí que dice un poeta nombrado: Dile a aquel que sufra pena, que la pena no es eterna, que cual se fue la alegría, se irá el pesar algún día.

"Oído que hubo el visir esas palabras de labios de su hija, le refirió cuanto con el rey le pasara, desde el principio hasta el fin, sin nada callar ni omitir. Y ella, después de oírle le dijo:

"¡Padre mío, cásame con el rey y a fe mía que moriré o serviré de rescate a las hijas de los mahometanos y las libraré de entre sus manos.

"Díjole su padre: ¡Por Alá sobre tí, te lo ruego!, no corras jamás ese riesgo.

"Díjole ella: No hay más remedio sino que he de hacerlo.

"Y el padre replicó, diciendo: Temo por tí, hija mía, no sea que te pase lo que le pasó al burro y al toro con el labrador".

Y narró el padre a su hija...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR