La Calle Diario de un Espectador / Soldado anónimo

Por falta de recursos económicos, Anthony Swofford se alistó en la Marina norteamericana en vez de ir a la universidad, como era su anhelo. Deseaba estudiar letras y leía libros como El extranjero, de Albert Camus. Pero se enroló para ser un jarhead, un cabeza de tarro, como también se dice a los marines, y como él tituló un libro escrito tan pronto obtuvo licencia. La obra apareció en 2003 y fue un éxito comercial, alabado también por la crítica.

Sam Mendes decidió convertir el libro en película. Nacido en Londres de madre portuguesa, Mendes ha hecho sobre todo carrera en el teatro, pero no le ha ido nada mal en sus incursiones cinematográficas. Su ópera prima, Belleza americana, le valió el Óscar al mejor director. Y luego pudo unir a dos generaciones de actores cuando filmó Caminos de perdición con Paul Newman y Tom Hanks.

Jarhead, el libro de Swofford, se convirtió así en Soldado anónimo, como se ha titulado aquí la película de Mendes. Es una cinta de guerra, pero dista de ser una apología del belicismo. Al contrario, es una brutal denuncia de la formación de los marinos norteamericanos y el dispendio enorme, la inutilidad que significó la guerra del Golfo, emprendida por el primer George Bush contra Iraq en 1990.

Swofford escribió un libro autobiográfico, de modo que él mismo es el protagonista de la historia. Comienza narrando la vesania de su entrenamiento, la extrema crueldad con que el instructor lo inicia en la disciplina de esa arma, de cuya pertenencia deben sentirse orgullosos sus miembros, según se les ordena hacer. Cuando es destinado a un cuartel, sus compañeros le dan literalmente un bautizo de fuego. Además de tratarlo con brutalidad, graban el sello de la marina en su pierna derecha, con un hierro candente.

Su suerte comienza a mejorar cuando se le escoge para ser formado como francotirador. De varias decenas de preseleccionados, forma parte de un selecto grupo de nueve marines a quienes se les inculca la identidad entre su fusil y ellos mismos. Yo soy nada sin mi arma y...

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