La Calle Diario de un Espectador / Jazz en el Real

Viernes por la noche: Verónica Ituarte canta en El chalet, una "villa alpina" situada a la entrada de Mineral del Monte, mejor conocido como "el Real", tan a pocos kilómetros de Pachuca que ella cree, sin error, estar en la capital de Hidalgo.

La acompaña el trío Ethos, compuesto por Javier Reséndiz en el teclado, Arturo Luna en el contrabajo y José Gurría en la batería. Los disfrutantes oyentes parecen estar soñando, alelados por la música mágica que los envuelve. Fue atinado el título de este primer concierto de la temporada, de cuya inauguración se alegran sucesivamente Lalo Méndez, esposo y activista de Verónica; Gurría y la propia cantante. Le pusieron por nombre el de una canción de Mario Ruiz Armengol, presente aunque haya muerto en diciembre pasado: Soñé. Eso es lo que creemos los asistentes. Sólo en un sueño parece verdad tanta belleza.

En su aun breve carrera, Verónica Ituarte no cesa de mejorar. Afina su talento con el estudio, con la exploración y despliegue de sus facultades.

Y aquí está el resultado, en vivo, en Real del Monte: evoca a Juan José Calatayud, su maestro, ido también hace no mucho. Y toca la música de Mayito, de George Gershwin, de Luis Arcaraz, de Richard Rodgers. El prodigio de su voz, de sus recorridos tonales y rítmicos, su voz de trompeta, de ocarina, se completan con su deambular por la improvisada escena, con su exacta gestualidad. No importa que cante en inglés o en español porque las frases que emite son parejamente comprensibles, porque las traduce a su propio lenguaje, como queda probado al ofrecer melodías sin letra, en que el silabeo es elocuente como el más exuberante de los discursos.

El trío es su digno acompañante. Como preámbulo a la aparición de la diva, los tres jóvenes ejecutantes mostraron su eficacia, el enriquecedor acoplamiento de cuando tocan a la vez, y la nitidez de sus intervenciones cuando son solistas. Sin opacar a la voz de Verónica no fueron simple caja de resonancia de su amiga sino que realizaron la magia de que cada sonido brillara por sí mismo y...

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