La Calle Diario de un Espectador / Hardware stores

El título de esta columna no corresponde al de un grupo de rock; ni se refiere a las tiendas, señales de modernidad, que venden computadoras e impresoras, equipo informático que se denomina así, hardware. Así es como se presentan, en el directorio telefónico de la ciudad de México, las tlapalerías. Quién sabe si en ediciones anteriores de la sección amarilla se había asomado ya el fenómeno, el de que sea bilingüe. Pero en la que está en uso, la que está marcada con las fechas 2002 y 2003 cada apartado se identifica con su denominación en español y lo que es, o pretende ser, su traducción. Así, en la página 2542 del segundo volumen, el que abarca de la letra i a la zeta, figura esa inesperada versión al inglés.

Queremos seguir hablando de tlapalerías, a propósito del libro de Elena Poniatowska que suscitó nuestra columna de ayer. Y quisimos comprobar si los nombres tradicionales de ese tipo de establecimientos seguían en uso.

Encontramos que casi todos los números telefónicos están a nombre de personas, y en sólo dos casos se utilizan las denominaciones de siempre: La barata y La guadalupana, que sirven no sólo para bautizar tlapalerías sino cantinas, misceláneas, papelerías, panaderías y un largo etcétera.

Inevitablemente recordamos las tlapalerías de nuestra infancia. La más próxima se encontraba a unas cuadras de nuestro primer hogar, en la colonia Morelos, de Pachuca. Se llamaba El cajoncito, y nuestra ingenua malicia infantil nos empujaba al juego ortográfico escatológico de fingir ignorancia respecto de cómo se escribía la palabra, lo que permitía sustituir la jota por ge. El efecto era desconcertante, y divertido.

A esa tlapalería íbamos con frecuencia. La visita ritual, sabatina, era para comprar congo rojo y anilinas verde y amarilla, con los que nuestra hermana mayor ponía relucientes los pisos de las tres habitaciones -uno de cada color- después de lavarlos a conciencia. Pero íbamos a cada rato porque El cajoncito era no sólo tlapalería, sino también mercería y papelería. Cuando las compras respectivas crecían en monto e importancia -al comenzar o terminar el año, por ejemplo-, caminábamos veinte...

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